domingo, 24 de enero de 2016

Como si no supiéramos lo que es el socialismo


Miguel Ángel Morales
Extremadura necesita que España tenga un proyecto socialista sólido, a largo alcance, fuera de cualquier óptica temporal, con principios, sin obsesiones por ocupar sillas, sin ambigüedades, un socialismo ideológico y no pragmático. España necesita un PSOE claro, fuerte en sus posturas, una idea de país que no varíe según la lógica del poder o los personalismos desenfrenados.

Se puede ser o no ser, pero ambas cosas en política, es imposible. Nos hemos convertido en la diana y el objetivo de todas las fuerzas políticas. Que el mismo día Rajoy le hable a los “electores socialistas” y que Iglesias nos emplace a parecernos a los socialistas portugueses dentro de su propia medición acerca de lo que es la sensatez, nos obliga a reflexionar, y mucho.

No hay nada claro después del 20 de diciembre y dentro de esa confusión, lo que no debemos hacer es diluirnos ideológicamente en ofertas varias; el PSOE es el gran valedor de la construcción de este país en un marco de convivencia. Y esa convivencia nos ha enseñado a construir y a ceder, a contemplar opciones y a entender que la soberanía reside en el pueblo español bajo la gran bandera de la igualdad.

Hemos sido capaces de construir con generosidad un país en el que todas las sensibilidades pudieran sentirse equiparadas ante las injusticias de la historia y sus verdugos. Nadie va a darnos lecciones de sufrimiento a las extremeñas y extremeños que fuimos olvidados y ninguneados por un poder central que nos dejó en el atraso y nos obligó al exilio, hasta que el PSOE reinventó, junto a nuestros paisanos, esta maravillosa región, reinvención que tiene mucho que ver con socialistas como Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara y sus políticas de izquierdas,  que se demuestran llevando la sanidad pública a cada rincón de Extremadura o posibilitando que las hijas de las jornaleras sean hoy médicas...Y digo esto por si algún trasnochado intenta dar lecciones de socialismo a las y los extremeños.

Dicho esto, es bueno recordar que si en su día fuimos capaces de aparcar en el tiempo nuestra constante idea de un país republicano, no fue para sellar hoy acuerdos con el nacionalismo excluyente y sectario, ni sentarnos a dialogar con los corruptos de allí y de Madrid cuestiones que hipotequen el futuro del resto de la población. Hemos cedido para construir en paz un gran edificio que se llama España.

El PSOE es un proyecto de país basado en una idea del mundo. Es un Partido de gobierno, que históricamente ha llegado a acuerdos ganando elecciones y desde su capacidad aglutinadora de sensibilidades. Pero ser un Partido de gobierno no implica entregar 137 años de historia por un sillón a quienes nos quieren ver disueltos en la intrascendencia. El PSOE debe huir de personalismos y de contradicciones imperdonables. Ser socialista es salir a la calle y decirle a la gente que tenemos a los mejores con un proyecto de país definido, coherente y listo para ser puesto al servicio de la población cuando la población nos elija para hacerlo. Trabajemos en esa dirección.

sábado, 16 de enero de 2016

Tiempos nuevos, tiempos complejos

  Miguel Á. Morales y las negociaciones de investidura
La elecciones del pasado 20 de diciembre nos dejaron un Congreso dividido en el que sumar alternativas mayoritarias resulta inverosímil aunque no imposible. Las matemáticas son las que son y cada fuerza política debe decidir hacia dónde dirigir sus naves.

Es indudable que el PSOE no puede negociar, bajo ningún tipo de dudas, la investidura de Mariano Rajoy. Antagonismos ideológicos y éticos se antojan barreras insalvables como para ni siquiera sopesar la opción tan manida de la responsabilidad. La gobernabilidad en sí misma no es un valor, el hecho de gobernar y las decisiones a tomar sí y en ellos se ha retratado el peor gobierno de la historia democrática española.

Ciudadanos y Podemos llegaron con la fuerza de aglutinar el deseo del cambio que según ambas fuerzas había en la población. Se ve que los coloquios cool y demás frivolidades sólo hartaron a la ciudadanía e interfirieron con ruido en el verdadero significado de lo que nos jugábamos: un país, un modelo, un tiempo diferente.

Con respecto a Podemos, he de decir que me siento desconcertado. No sé si es Colau, las Mareas, el independentismo que se suma a su oferta o el patriotismo al que recurre Iglesias de vez en cuando. No entiendo aquello de “queremos referéndum para defender la España cohesionada”. ¿Quiere Podemos la cohesión territorial junto a corrientes que defienden exactamente lo contrario? Para el PSOE eso es innegociable.

Un horizonte demasiado caprichoso como para estirar las aritméticas y sucumbir ante el capricho de opciones que sabemos se contradicen a sí mismas, a la vez que buscan un espacio que históricamente defendió el PSOE. Hay más lógicas de poder que deseo de cambiar este país, al menos es lo que dejan entrever tantas y tantas jugadas en contra del socialismo.

No podemos decir que nuestros resultados nos conforman porque todo lo que no sea ganar las elecciones es un resultado negativo para el partido que más tiempo gobernó este país. Podemos encontrar en el análisis las razones, porque en las mismas razones estarán las conclusiones que nos permitirán volver a ser la gran alternativa para un país que nos necesita coherentes con nuestra historia y valientes con el futuro para construir, de nuevo, un país mejor y más justo.

Viviremos momentos de altibajos, con cartas sobre la mesa y fuerzas emergentes esperando silenciar sus contradicciones a partir de nuestros errores, por eso toca ser valientes y entender este tiempo que viene sin mezquindades, con generosidad, ampliando la mirada hacia un espacio en el que converja firmemente, un socialismo transversal, riguroso y exhaustivo, con nivel, sosegado y unido en torno a la igualdad, única bandera por la que hemos luchado siempre, sin personalismos, sin etiquetas, sin consignas vacías. Tiempos nuevos, tiempos complejos. Esperemos estar a la altura.