El pasado sábado tuve el honor de estar junto a compañeras y compañeros vascos que sufrieron en carne propia el horror del terrorismo y la visión totalitaria de un mundo que no reconocía más que una forma de entender, sentir y pensar, en este caso, de Euskadi.
Mientras algunos miran la vida desde la óptica del puro individualismo, de la más absoluta mezquindad y de las estrategias de presión para obtener cargos y espacios rutilantes sin apenas habérselo ganado, nuestros compañeros vascos recordaron a más de uno, que el compromiso es estar y seguir adelante sin pedir nada a cambio aún a costa de la propia vida. Vaya lección nos dieron, cuando desde otra perspectiva, más mundana y servil, se convive con ausencias interesadas y con ambiciones desmedidas.
Sería bueno recordar, en este punto, a Ramón Rubial, un vasco que el franquismo desterró a Las Hurdes y que es otro ejemplo de lucha por la libertad, él decía que a quien pide, a quien presiona, a quien quiere ocupar sillones, a esos, es precisamente a los que no se les debe abrir la puerta. Por el contrario, a los que no piden, a los que pelean, a los que dan todo por nuestros principios sin pedir nada, a esos el Partido debe ponerlos en primera fila.
Después de estar con Juan Carlos Domingo, María Ángeles Muñoz e Italia Canna, me fui a casa con la tranquilidad de saber que la generosidad, el esfuerzo y nuestros valores descansan a buen recaudo en el anonimato de su esperanza y que a pesar del terror que vivieron y de silencios cómplices, consiguieron, renunciando a su libertad individual, lograr la libertad colectiva y la paz, enarbolando la bandera de la igualdad y del bien común.
Estoy orgulloso de mis compañeras y compañeros, de los que defienden con honor nuestras ideas y de los que, en silencio, sin apenas poder llegar a fin de mes, nos acompañan y asistieron a un acto que no fue, ni más ni menos, que la prueba misma de que el socialismo se jugó la vida para que hoy vivamos en paz y en libertad, aunque algunos nos señalen y otros aspiren a salvarse a sí mismos.