martes, 29 de noviembre de 2016

Trabajar más, hablar menos


miguel-angel-morales
Estar en medio de una crisis mundial como la que venimos viviendo desde 2007, con radicalizaciones de posturas y polos de debate en el que el sosiego y los consensos fueron dando paso a consignas mesiánicas, es un peligroso escenario que nos ubica delante de un abismo que debemos evitar.

Trump es un ejemplo del alarido en el que se debate la democracia representativa o los locos que se creen y presentan como la voz de la gente. Esa voz que ningunea a las mujeres y vacía su odio ante los micrófonos, nos puede llevar a un desastre global sin parangón.

Pero no nos confundamos, los populismos se parecen -y mucho- en tanto y en cuanto no les interesa que el cauce del entendimiento reemplace al de la confrontación por la confrontación misma. El populismo busca una diana, le pone nombre y le teje a su alrededor un campo semántico en el que la gente normal, según ellos, se siente identificada.

Y ojo, no seré yo quien minimice el poder del alarido que comenté anteriormente, pero es imprescindible trabajar en un proyecto socialista que actualice sus postulados y herramientas, capaz de dar respuestas a las demandas de la ciudadanía. El PSOE es un partido representativo, pero la militancia necesita verse representada de forma activa en los órganos de decisión. Por tanto, trabajemos en un modelo de partido que se respete por todos y no según las necesidades personales del momento. Un modelo efectivo de legitimación militante y con órganos de control imprescindibles en toda democracia que se precie.

No seríamos honestos con nosotros mismos y con un partido de 137 años de historia, si no reconociéramos que el debate y las propuestas deben girar en torno a nuestros principales problemas para alcanzar mayorías que nos permitan gobernar y no perder por 3 millones de votos, ante un gobierno reaccionario y lamentable como el de Rajoy. ¡Claro que da vergüenza Rajoy!, pero también perder elecciones contra él y, en eso, la responsabilidad no puede asumirse con una patada hacia adelante.

Debemos hacer de las ideas la fuerza de una nueva vanguardia que nos permita ser escuchados allí donde otros se dicen la voz de la gente, pero, y sin acritud, su convocatoria para elegir Secretario General, no alcanza el 25% del censo en participación. Los gritos del silencio acaban siendo silencio.

En definitiva, hay que escuchar a todo el partido, agrupación por agrupación, leer detenidamente sus propuestas de orden interno y externo, acelerar el proceso por el cual encontremos respuestas rápidas y sólidas para ser oídos allí donde la opinión es influyente, y potenciar que los mejores conformen un auténtico laboratorio de ideas permanente y moldeable en tanto y en cuanto la realidad cambia.

Tenemos claro que la igualdad, los servicios sociales, la educación, la sanidad, los derechos individuales... son nuestros cimientos más reconocibles. Estamos hablando de principios que deben ser actualizados en sus formas para convertirnos, de nuevo, en la primera fuerza del país y no en la primera fuerza de la oposición. En consecuencia, hay que trabajar más, serenarse, pensar y proponer para, una vez encontradas las formas, conseguir el objetivo final: gobernar para transformar.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Cuestión de futuro y exigencias


miguel-a-morales-en-el-curso-de-formacion-sobre-presupuestos-municipales
A estas alturas nadie duda que sea más fácil negarse a todo que ponerse a trabajar por un interés común. Nadie duda que cualquier opción política que comience por el final está destinada a perecer y a no serle útil a la ciudadanía. Y eso, sin describir el rencor, el odio y el resentimiento con los que actúan auténticas pantomimas convertidas en diputadas y diputados.

Ser oposición como componente genético de una organización política, implica empezar y terminar sus postulados desde la negación. Ser un partido de gobierno supone, por el contrario, una actitud propositiva de hechos realizables. Esa es la diferencia entre el PSOE y el populismo, entre la gestión con resultados, y el discurso vacío, entre el entendimiento de la realidad y el enroque en posiciones de pancarta.

El gobierno socialista de Extremadura antepone siempre el interés colectivo al particular. La posición más fácil es la de ponerse de perfil y decir lo que la gente quiere oír, pero esa posición ante los hechos nos convertiría en sujetos pasivos que apostarían todo a la demagogia, cuando estamos aquí y ahora para salir del calamitoso estado en el que encontramos la Juntaagravada por un año de bloqueo institucional. Sin nada es fácil hablar. Sin nada es imposible gobernar. La dignidad tiene mucho más que ver con pagar rentas básicas, reabrir urgencias y aumentar becas para libros que con egocentrismos de cualquier tipo.

Estamos para cambiar una situación de ruina por otra de progreso y eso sólo se hace si entendemos que gobernamos para todos, garantizando derechos fundamentales como la sanidad o la educación dentro de un campo de juego donde  la igualdad de oportunidades es el camino.

Extremadura es pueblo, municipio, ciudad, comarca, igualdad y desarrollo rural. Por tanto necesitamos en Madrid, que nuestros diputados nacionales dediquen todo su esfuerzo a exigir al gobierno lo que Extremadura necesita. Mientras el PP de Monago se calla, el PSOE extremeño exige un Plan de Infraestructuras que incluya un tren digno, exigencia que nos une a todos menos al PP.

Necesitamos un Plan de Empleo Especial para continuar la senda de disminución de desempleo que, con Vara, ha bajado en 20 mil personas. Y no podemos olvidarnos de exigir en Madrid una financiación autonómica acorde a las necesidades de nuestra región y que haga sostenible las inversiones en sanidad y educación.

En definitiva, hay tanto por hacer, tanto por proponer y tanto por trabajar que no tenemos tiempo para dedicarnos a debilitar nuestra posición política ante los agoreros del fin, a esos que insultan y reniegan de la democracia representativa  y de la democracia en general. Vamos a tranquilizarnos todos porque en el ruido la confusión se impone y en el sosiego se distinguen quienes construimos región y quienes construyen barricadas.

martes, 1 de noviembre de 2016

Un tren digno es futuro

  miguel-angel-morales
El deber de todo partido de gobierno, y el PSOE como ningún otro lo es, implica no pensar ni decidir en el cortoplacismo, sino superar los discursos simplistas y buscar soluciones que nos permitan pisar fuertemente en la competitividad global de aquí a las próximas dos décadas.

Tenemos grandes retos ante nosotros como Partido y desde el PSOE de Extremadura, receptores de la confianza mayoritaria de la ciudadanía extremeña, no podemos detenernos en los maniqueísmos interesados del desgaste sectario que otras fuerzas políticas quieren ejercer sobre nosotros y sobre la Junta de Extremadura después de nuestra victoria electoral de Mayo de 2015.

Los socialistas no defendemos un proyecto común de país con una pulsera en la muñeca, una bandera gigante en una plaza o una escarapela en la americana. Nosotros defendemos la cohesión territorial en torno a las ideas de libertad, justicia social e igualdad, sabiendo que nuestra lucha diaria es por la gente por encima de nombres y vanidades.
En este necesario contexto de cohesión territorial, el PSOE de Extremadura, apuesta decididamente por infraestructuras que eviten el aislamiento de la región y a la vez estructuren el desarrollo futuro de nuestro territorio, se trata de invertir en el mañana de nuestra gente sin olvidar el día a día y para ello pensamos que el tren es capital para el futuro de Extremadura.

Es triste que la derecha extremeña siga creyendo que Extremadura no necesita exigir un tren digno para ir donde queramos, para que vengan a visitarnos, para igualar territorios y para luchar por un futuro que se nos viene encima. Es inaceptable que Monago y el PP no apoyen la marcha en la que reivindicaremos un tren acorde con los tiempos para Extremadura, ni exija en Madrid lo que para toda la región es un clamor.
Defender hoy, el 22 y siempre un tren digno para Extremadura es una obligación política y moral de todos aquellos que pensamos nuestra región más allá de una o dos legislaturas.
Extremadura necesita posicionarse en el mundo con políticas referenciales que expongan su identidad dentro del concierto económico global. Una economía sostenible, con valor añadido para ser capaces de lanzar medidas que realmente hagan que el trabajo, la innovación, el talento sean protagonistas en las nuevas relaciones económicas que estamos destinados a crear, porque de lo contrario, seremos marginados de la mesa de las decisiones.

Vayamos juntos a reclamar todo lo que la región necesite para mejorar. Seamos un ejemplo de diálogo y consenso y dejemos las consignas vacías para mercadeos de mayor simpleza. La región pide a gritos acuerdos para salir adelante, sin dejar a la gente en la cuneta ahora, pero también necesita una visión superadora para construir la Extremadura de 2030. Dos cuestiones inalienables y, sobre todo, imprescindibles de resolver.