lunes, 27 de noviembre de 2017

La dignidad de Extremadura

 

El pasado sábado miles de extremeñas y extremeños gritamos nuestra verdad en la Plaza de España de Madrid. Allí, familias enteras pedimos no ser más que nadie, sino iguales al resto de España, iguales para crecer y converger en consonancia con el resto del país, para dejar de ser los olvidados y para apostar decididamente por nuestro talento, pero con las mismas herramientas que los demás territorios.

Extremadura es diferente y me siento especialmente orgulloso de ello. Y somos diferentes porque nunca hemos usado el chantaje ni el desapego para obtener recompensa. No nos moviliza un sentimiento de jauría para obtener migajas a cambio de silencio o votos interesados.

Hartos del nacionalismo que divide, que saca tajada y vuelve a dividir, es hora de reivindicarnos como somos. Un pueblo trabajador y orgulloso de haber salido adelante con esfuerzo y lealtad a un país del que nos consideramos parte fundacional, como ejemplo de cohesión que iguala a los seres humanos ante la ley, ante los derechos y, por supuesto, ante las infraestructuras.

Queremos que Plasencia se una con Salamanca, que Cáceres se una con Plasencia y que nuestras capitales de provincia puedan comunicarse de forma veloz y segura, para que de norte a sur y de este a oeste, podamos ir, puedan venir, podamos exportar e importar. ¿Tanto pide Extremadura?

El 18-N reivindicamos un tren del siglo XXI para nuestra región tal y como somos. No insultamos, no agredimos, le pusimos alegría a la indignación y volvimos a demostrar que somos un pueblo unido, carente de resentimientos ni de falsos atajos con el resto de regiones, regiones, algunas de ellas, que fueron levantadas con el sudor de nuestros obreros y el talento de nuestras universitarias.

Es verdad que estamos hartos del ninguneo y es verdad que nuestro compromiso con el futuro en ésta, y demás materias necesarias para dejar una región pujante a nuestras hijas e hijos, es irrenunciable, pero también es verdad que tenemos una utopía por cumplir, un nuevo sueño, una nueva frontera por traspasar y una nueva transformación que hará de Extremadura una tierra de oportunidades, porque tenemos todo, absolutamente todo, para salir adelante si nadie nos boicotea con silencio y dilaciones absurdas.

Sí, tenemos un sueño porque tenemos derecho a soñar, a soñar un país que vertebre y un país que conjugue el nosotros y nosotras sin intereses mezquinos. El tren es una parte del libro que vamos a escribir, que no dejará a nadie fuera y ahora yendo más rápido de una vez por todas.

domingo, 12 de noviembre de 2017

18-N


El 18-N Extremadura será una voz. La voz de la dignidad, la voz de la concentración pacífica de un pueblo que exige equipararse al resto, la voz de una ciudadanía leal a la convivencia, la unión y la cohesión territorial.

Ese día no debe haber ninguna razón para poner delante de los intereses colectivos, los sectarios. No hay excusa posible para quienes maticen una exigencia histórica, con argumentos que obedezcan a objetivos partidistas, sectarios y electoralistas.

No podemos, ni vamos a mirar para otro lado. Tenemos una cita con el derecho de toda una sociedad para construir su futuro con las mismas herramientas que han tenido todas las demás Comunidades Autónomas de nuestro país.

Porque es verdad, España es uno de los países con más kilómetros de vías de alta velocidad, pero ni un metro se ha construido en nuestro territorio extremeño y eso es, simplemente, inaceptable.

Hemos luchado, año tras año, contras las injusticias de una historia que también nos hizo víctimas, quizás a los que más, de atrasos, oscurantismo, represión y exilio. Nadie puede decir que haya sufrido como pueblo más que las y los extremeños durante los años del franquismo.

Toca alzar la voz, levantarnos sin mirar con desconfianza a nadie, simplemente pidiendo lo que es nuestro, sin distinción de colores políticos y con el marcado afán de defender a Extremadura con una demanda justa.

Necesitamos un tren del siglo XXI, un tren que nos meta de lleno en multiplicar nuestras opciones de crecimiento. El tren, sí, el tren, que es uno de los caminos indispensables para sumar conectividad y, por tanto, inclusión en una carrera, la del empleo, que debemos ganar.

El 18-N estaremos en Madrid para que nos escuche el país entero, para dar un paso más hacia la justicia e igualdad, para sentirnos más partes, si se quiere, de un país, España, que nos necesita como bastión inquebrantable contra los devaneos secesionistas.

Allí estaremos y allí levantaremos la voz para que se escuche alto y claro que Extremadura existe, que somos un pueblo con voluntad de hierro para superar adversidades y construir un futuro a la altura de lo que nuestras hijas e hijos esperan de nosotros.

sábado, 28 de octubre de 2017

Retos por delante"


No es lo mismo hablar que actuar y tenemos en el futuro inmediato demasiados retos como para detenernos en simples elucubraciones discursivas, por ello necesitamos más acciones que enunciados. Es hora de actuar y fortalecernos ante las injusticias que venimos sufriendo. Como dijo la presidenta de la Asamblea en su discurso del día de Extremadura, “siempre hemos amado en silencio a Extremadura. Es hora de alzar, de levantar la voz.

Por eso, el 18 de noviembre marcharemos a Madrid, todas y todos, sin distinción de colores políticos, para exigir que, de una vez por todas, Extremadura cuente con un tren a la altura de nuestros planes de futuro.

Hasta la extenuación repetimos que las infraestructuras cohesionan territorios y, por tanto, ciudadanos. Definitivamente merecemos lo que es nuestro para contar con una herramienta fundamental de cara a la transformación que el gobierno socialista de Extremadura está poniendo en marcha.

Porque un tren del siglo XXI que invite al viajante y al viajero a venir y que permita a nuestros productos ser más competitivos a nivel nacional e internacional, son un eslabón de una transformación económica total que incluye elementos tan imprescindibles como la banda ancha y la economía verde.

Tenemos un plan para construir un mañana y dentro de ese plan exigimos herramientas contemporáneas e imprescindibles para encarar lo que viene con garantías de éxito. Sin comunicaciones ni transportes decentes, es imposible abordar cualquier cambio estructural.

Así pues, que el gobierno de España piense, de una vez por todas, que esta región, leal a la cohesión territorial y a la unidad como garante de la fortaleza del país ante el mundo, merece lo que es suyo, sin chantajes, sin estridencias, pero con el paso firme.

Unidos para ganar


Mis primeras palabras son de agradecimiento a la militancia que, una vez más, ha sido ejemplar, constructiva, respetuosa, participativa y decisiva para orientar el PSOE que queremos en la provincia de Cáceres. Quiero agradecer públicamente a la Ejecutiva saliente su imprescindible trabajo para ganar las elecciones municipales pasadas.

Dicho esto y sin dedicar ni un minuto a la autocomplacencia, quiero dejar claro que vamos a ponernos en marcha para multiplicar voluntades y lanzarnos a los barrios, las calles, los pueblos, las ciudades, para construir con solidez y firmeza una alternativa que nos haga vencer en las próximas citas electorales y cumplir con nuestros grandes objetivos: revalidar la Diputación y la Junta y ganar las elecciones generales para tener un presidente socialista en España.

La única fórmula para obtener las mayorías que necesitamos es la unidad. Nadie, absolutamente nadie, sobra a la hora de aunar fuerzas de cara a los retos que se nos presentan por delante. La gente nos necesita y no vamos a defraudarles, porque somos la imprescindible herramienta útil para el bienestar y la justicia social.

Nuestra primera acción conjunta será organizar, apoyar y manifestarnos el 18 de noviembre en Madrid para exigir al gobierno el tren que se merece Extremadura, el AVE, que cohesione y nos ayude a generar riqueza. Unidos por una causa esencial para el futuro de la provincia es una gran ocasión para liderar y conseguir las reivindicaciones que planteamos.

Así pues, a trabajar denodadamente por la sociedad, por construir progreso en igualdad y por hacer de nuestro gran Partido el vehículo con el que defender a los más débiles y hacer que, cada día que pasa, lo sean menos, porque una sociedad de iguales es una sociedad que garantiza la felicidad de la mayoría. Militantes Unidos para ganar, decididos a conseguirlo. Somos el PSOE.

lunes, 24 de julio de 2017

Un ejemplo más de la militancia socialista


Estas últimas semanas, las y los socialistas extremeños, hemos vuelto a ser un ejemplo. El proceso de primarias regional que hemos vivido, fue respetuoso, activo, lleno de propuestas y leal, si entendemos la lealtad por decir lo que pensamos y creemos de frente y sin dobles lecturas.

Como en todo accionar democrático, la legitimidad de un resultado contundente te obliga, si se quiere, a ser mucho más responsable que cuando la victoria es pírrica. El proyecto de partido de Guillermo, como fortaleza para ganar a la derecha, obtuvo un 67% de los votos, resultado incontestable, pero no por ello con derecho a hacer del PSOE un partido personalista.

Evidentemente, Guillermo lo sabe y estoy convencido que las propuestas de Eva y Enrique serán muy tenidas en cuenta para construir un partido más fuerte aún, porque no nos olvidemos, somos la federación con mayor porcentual de voto socialista de España.

Me gustaría también expresar mi orgullo por una militancia que, en cada proceso de primarias, va asumiendo desde el respeto las legítimas diferencias y matices en las propuestas que hacen las y los candidatos.  El respeto a todas las opiniones vertidas, mayoritariamente, en redes sociales es algo fundamental y en cada proceso se nota un avance en este aspecto. El regional ha sido ejemplar y lo será en provinciales y locales, estoy seguro de ello.

Tenemos delante de nosotros muchos retos como para parar a descansar en el camino. Un proyecto colectivo requiere del esfuerzo desinteresado de todas y todos aquellos que se sientan capaces de aportar su forma de entender las relaciones humanas dentro de una organización tan importante como nuestro Partido.

Por tanto, concluyo estas líneas felicitando a Guillermo, a Eva y a Enrique por su campaña, pero, sobre todo, a la militancia socialista que participó de unas  primarias que han sido consecuentes con el alma democrática de un Partido, el nuestro, que sigue creciendo a pesar de su longevidad. Nuestro PSOE goza de muy buena salud. Hay mucha gente que nos está esperando y no  vamos  a defraudarles.

lunes, 3 de julio de 2017

Dos años para seguir creciendo

 
La realidad es todo aquello que se puede constatar con hechos concretos. Esta obviedad, no por serlo, resulta menor en tiempos de relatos falsos y narraciones que poco tienen que ver con la correlación de situaciones demostrables.

Vivimos en la época de la posverdad, o lo que es lo mismo, de la simple mentira revestida por la repetición de construcciones artificiales que socaban el verdadero objetivo de la política: diagnosticar para resolver. En esto de la consecución del poder por el poder mismo, o lo que es lo mismo, fines que justifican los medios, el construir futuro parece ser lo de menos y el cortoplacismo, en una especie de relato breve de ficción verosímil, se intenta imponer por encima de, repito, los hechos concretos que constatan la realidad que edificamos.

En estos dos años de gobierno socialista en Extremadura, la credibilidad de la Junta y del Presidente, Guillermo Fernández Vara, se puede comprobar en el cumplimiento de la Agenda del Cambio, que es un contrato social destinado a reflejar lo que se hace y por qué se hace. La gente siempre sabe lo que elige y no en vano cambió el artificio por lo humano, la falsedad por lo sincero y la ficción por una realidad que, de forma urgente, había que cambiar recuperando, primero, lo perdido.

Así pues, nos hemos pasado dos años arreglando el desaguisado del PP y su falta de humanidad para dirigir el destino de nuestra región. Ellos gastaron el dinero de la ciudadanía en construir una mentira en torno a un emperador de barro que, acostumbrado a pasársela bien con gastos pagados por los contribuyentes, creía que la apariencia era más importante que lo palpable. Las elecciones las ganó Guillermo y el PSOE de Extremadura porque representan la ilusión, el respeto y la sinceridad, cueste lo que le cueste.

No hace falta enumerar lo que hemos recuperado porque sabemos que hemos llegado para, además de devolver la dignidad a la región, transformar lo necesario para apuntalar el futuro que ya ha comenzado. No tenemos aliados en el gobierno porque ni siquiera los diputados extremeños del PP reivindican lo que nos hace falta para potenciar la región. La derecha y la izquierda de salón, tristemente, creen que si a Extremadura le va mal a ellos les irá bien y su política de palos en la rueda es la única estrategia que tienen para desgastar al gobierno extremeño.

Seguiremos esperando que maduren y dejen su sectarismo para apostar, de verdad, por el consenso que nos ayude a luchar por lo nuestro en Madrid. Puede que no estén ni se les espere, pero el marcado tono dialogante del gobierno de Guillermo seguirá creyendo que el acuerdo es posible.

Vengan como vengan dadas las cartas, no esperaremos a nadie e iremos hacia adelante para impulsar medidas que ayuden a crecer, a seguir bajando el desempleo y a profundizar en la economía verde y circular, las razones para creer en Extremadura, nuestro verdadero y gran objetivo.

lunes, 19 de junio de 2017

La pinza extremeña

 
A partir de ahora, entre todas y todos, deberemos encontrar el camino que nos vuelva a situar en la vanguardia de la alternativa de gobierno para España, una alternativa que huya del griterío populista y de la complicidad con las voces que no representan el sentir mayoritario de la sociedad española. 

De encontrar el camino correcto depende el futuro del PSOE y, por tanto, de la ciudadanía.
Mientras tanto, aquí en Extremadura, vemos cómo el PP juega al concierto y reelige a un franquista para que siga dirigiendo en Badajoz una opción que debería ser ejemplo de tolerancia y no de cantos al sol ni apologías del totalitarismo franquista. La derecha extremeña, con ejemplos así, continúa mirándose en un espejo del cual reniega cualquier demócrata que se precie.

En la Asamblea de Extremadura, y ante un plan de infraestructuras que incluía, entre otras partidas, más de cien millones para nuevas carreteras, ochenta para mantenimiento y seguridad vial, casi sesenta y cinco millones para saneamiento y depuración, veinte y dos millones para aguas potables, seis millones para cauces urbanos y cinco millones para I+D+i, dos de los adalides de las diferencias ideológicas PP y Podemos- coincidieron en su negativa a todo lo expuesto anteriormente.

Ni siquiera el falaz argumento de los recortes inventados en el relato morado puede argumentar la oposición sin matices a cualquier tipo de mejora para la ciudadanía extremeña, aunque a ellos, incapaces de enmendar presupuestos o de gobernar decentemente en Cañamero –también con el PP-, les resulte “insuficiente”.

La realidad, ese tiempo que se construye con los hechos, es que ambos extremos se unen para desgastar –eso creen- al gobierno socialista de Guillermo Fernández Vara. La vieja opción sigue pidiendo seriedad cuando aún esperamos que Monago haga el famoso striptease financiero una vez pillado, disfraz incluido, en los carnavales tinerfeños, pagados con dinero público.

La pinza, por un lado, reelige a fascistas y por el otro intenta dinamitar que progresemos a pesar de la destrozada economía que nos dejó el gobierno de lo que ellos mismos decían ser “los mejores”.

Monago destrozó Extremadura gobernando con IU. Ahora, PP y Podemos, vuelven a la vieja concepción de la pinza intentando dinamitar inversiones que, a pesar de ellos, el gobierno socialista seguirá llevando adelante.

Coinciden en muchas cuestiones, azules y morados, pero no los une la generosidad por ayudar a Extremadura, sino la mezquindad electoralista de dos opciones que volverán a fracasar cuando nos volvamos a encontrar en las urnas.

lunes, 5 de junio de 2017

Más PSOE que nunca


El objetivo de todo socialista es, sin la menor duda, ganar elecciones para mejorar la vida de la gente. No hay lugar para personalismos, ni verdades absolutas que agrieten la convivencia entre matices diferenciadores. Por el contrario, creo fervientemente en la capacidad de escuchar a la militancia de a pie, la que quita tiempo de su vida personal y laboral para aportar su granito de arena a una causa que amplía derechos y construye igualdad entre personas y, por tanto, entre territorios.

Los que tenemos responsabilidades dentro del Partido, sea cual sea nuestro ámbito, conocemos, al menos en nuestra provincia, a las compañeras y compañeros. Llevamos muchos años eligiendo la calle en lugar de las tribunas sacralizadas que dan un protagonismo que no suma, ni sirve cuando se deja de escuchar a las personas.

Nuestra militancia es el orgullo de este partido y lo fue siempre, sobre todo los años de la clandestinidad y del plomo, con muertos antes y después de la dictadura. Cada uno está en el PSOE donde sus compañeras y compañeros lo han puesto. Una puerta abierta, pero nunca un cheque en blanco y, en esa concepción de la voluntad de la militancia, es en la que debemos sentirnos pequeños en la foto, pero inmensos en la responsabilidad de un partido, el nuestro, al que la ciudadanía necesita y espera.

El PSOE siempre fue un partido de debate, de enfrentamiento dialéctico y de matices en torno a nuestras ideas. Hoy seguramente todo se magnifica porque ha cambiado la forma de comunicar lo que somos y hacemos, tanto en lo individual como en lo colectivo, pero eso también nos acerca más a la ciudadanía.

Somos el partido más democrático y transparente de España, porque votamos y debatimos abiertamente y porque hemos empezado un camino sin retorno hacia la horizontalidad de las decisiones. Modularlas para ser efectivos es uno de los retos, pero avanzar en transparencia y democracia siempre será una buena noticia para la organización en particular y el sistema en general.

Pedro Sánchez es la consecuencia directa de la elección militante y por tanto toda la militancia tiene que ponerse a su lado para acompañaraportar lo que sea necesario y contribuir a ganar las elecciones generales. Lo necesita Extremadura más que nadie y nos dejaremos la vida en conseguir un gobierno socialista en Madrid.

Agradezco a la militancia cacereña su conducta intachable durante el pasado 21 de mayo. No hay un solo militante que no sepa que es tiempo de trabajar unidos y no de individualismos. Es tiempo de unidad entorno a nuestro Secretario General para conseguir la victoria y en ese camino estaremos todos y todas respaldando su trabajo. Es tiempo de unión como cada vez que hemos ganado y en esa unión seremos más PSOE que nunca.

viernes, 19 de mayo de 2017

Las primarias y el lunes


Todo es mejorarle y más aún un sistema que hemos empezado a utilizar desde no hace mucho tiempo. Nadie puede ni debe jugar con el sentimiento de la militancia porque la  militancia se expresa libremente y la opción de un militante, un voto, ha llegado para quedarse mientras la militancia quiera. Nunca es un problema que las compañeras y los compañeros digan lo que piensan y elijan Secretaria o Secretario General.

No obstante, la familia socialista no puede ser utilizada para eximir responsabilidades de liderazgo, porque para eso votamos una dirección federal, regional, provincial y local. Optar por una opción determinada y su proyecto de partido es trasladar la responsabilidad del rumbo político a quienes se presentan, precisamente, para ello.

Tampoco parece lo más conveniente, para el Partido, la proliferación de descalificaciones e incluso insultos que se vierten alegremente en las redes sociales. El clima de tensión que no hemos sabido controlar juega en contra de nuestras aspiraciones futuras. El resultado del 21 de Mayo no debe ser interpretado como la victoria de unos sobre otros, sino la oportunidad para, desde la unidad, volver a ser la esperanza de gobierno que la mayoría de la ciudadanía desea.

El PSOE se la juega a partir del lunes. El proyecto de país es colectivo y deberemos defenderlo en todo el territorio, mostrándonos unidos y decididos a recuperar el gobierno de España, algo que para Extremadura es imprescindible, viendo la indiferencia de Rajoy y la de sus palmeros en nuestra región.

Espero y deseo que con el paso del tiempo aprendamos a sentirnos parte de un debate sin adversarios, entre compañeros y compañeras, sabiendo que el debate trasciende a la militancia, porque somos un partido de mayorías y la ciudadanía nos espera. El PSOE tiene historia y futuro, ese futuro depende de cómo salgamos de este proceso. El presente lo estamos andando.

No hay lugar para egoísmos ni aventuras personales, sino para fortalecer una opción de gobierno que en Extremadura ganó hace apenas dos años, que ejerce mayorías en las dos diputaciones provinciales y que, a nivel nacional, debe volver a posicionarse como lo que siempre fuimos: alternativa de gobierno para transformar el país hacia el progreso.

Así pues, pido que votemos libremente y nos sintamos parte de un partido con 138 años de historia, de un Partido que fue capaz de llevar adelante todo aquello que hoy disfrutamos en materia de sanidad, educación e igualdad, de un Partido que tiene que seguir siendo protagonista del presente y del futuro de nuestro tiempo, luchando por la igualdad, la solidaridad y la justicia social sin fronteras. Casi nada.

martes, 9 de mayo de 2017

Cuando el trabajo no significa progreso es esclavitud encubierta

 En los últimos años, las relaciones laborales han involucionado en el mundo entero. Cuando el capitalismo más feroz se apropia de las reglas de juego, su única finalidad es la de obtener el mayor beneficio en demérito de los derechos de las y los trabajadores.

Quizás, aunque parezca que sí, hay una retórica no está tan demodé como podría creerse, porque el encontronazo entre las fuerzas del trabajo y el trabajo mismo es cotidiano y visible. Seguimos haciendo de la precarización nuestra herramienta de competitividad, ignorando o queriendo ignorar que precarizar a la sociedad es cerrarle las puertas del conocimiento y una sociedad sin conocimiento devendrá en una isla pauperizada e incapaz de generar riqueza para su entorno más próximo.

Por tanto, la vieja Europa que exprimió lo que le quedaba de sociedad injusta y desigual a medida que se fue creando como un todo, tiene delante de sí y pasando a toda velocidad, retos que, de no responder ante ellos pueden explotar en forma de crisis incontrolables y concatenadas que acaben con aquello que tanto nos gusta repetir como un eslogan de verdad absoluta: “60 años de paz”.

El populismo de izquierdas y el fascismo -que siempre fue populista y de derechas-, surgen como encíclicas virtuosas que por arte de magia esperan remediar entre antagonismos falaces los problemas que tenemos delante de nuestras narices.

Jamás, en toda la historia de la humanidad, salió nada constructivo del antagonismo dialéctico. Sólo el odio, la muerte y el rencor han hecho del blanco y negro el caldo de cultivo de cualquier mesiánico de turno. Y debemos decir que no, aquí, hoy y siempre, encontrando las fórmulas que nos permitan oponernos a la barbarie de las diferencias en un mundo que se cosifica día a día y que no tiene preparada ninguna red de contención para quienes se caigan del sistema.

En definitiva, “la fragilidad de nuestra interdependencia puede permanecer si no somos capaces de establecer un marco cooperativo de gestión de la economía global, a través no solo de grandes instituciones económicas internacionales (como el G20, que reúne a las 20 principales economías desarrolladas y emergentes, o el Fondo Monetario Internacional), sino con el establecimiento de verdaderos regímenes que permitan mitigar los riesgos de nuevos desequilibrios y las nuevas amenazas emergentes” (España 2030, gobernar el futuroJosé Moisés Martín Carretero, Deusto, 2016).

¿Queda claro, verdad? O humanizamos el futuro, al que en muchos casos llegaremos tarde, o seremos víctimas de lo que fuimos incapaces de comprender ahora. Depende de nosotros. Cuando el trabajo no significa progreso es esclavitud encubierta.

miércoles, 26 de abril de 2017

Unidos por Extremadura


No es necesario analizar demasiadas cifras de los Presupuestos Generales del Estado para darse cuenta que cada vez que el PP gobierna en Madrid recorta los recursos para Extremadura y la única vez que gobernaron la región, recortaron desde dentro la vida de la gente, a la vez que aumentaron el gasto en la “marca Monago”, la marca de la mentira.

Es cierto también que el destino del país podría haber tomado, circunstancialmente, otro camino, pero el voto de Podemos impidió que el PSOE gobernara a la vez que facilitó que  hubiera nuevas elecciones y que se fortaleciera electoralmente el PP en Junio. Cada uno debe responsabilizarse de sus actos, pero es evidente que la formación morada ha hecho poco y nada por impulsar un gobierno de izquierdas para España.

La cultura del comunismo, se vista del color que se vista, es la obsesión por ocupar espacios en los que, histórica y transversalmente, se ha posicionado el PSOE. Esa visión sectaria y, por tanto destructiva, los ha llevado, primero, a gobernar con el PP en Extremadura y después a tumbar los presupuestos regionales, también junto a la derecha. Es curioso, pero de cara a jugar al desgaste del PSOE, los reaccionarios y la izquierda de salón caminan de la mano, el último ejemplo con los presupuestos en Castilla la Mancha.

En Extremadura ganó la izquierda y desde entonces la derecha acosa y derriba cualquier avance de esta tierra, pensando que cuanto peor le vaya a Extremadura mejor le irá electoralmente al PP, sólo así se entiende que los fondos para políticas públicas de empleo sean la mitad con Rajoy que con Zapatero o que en los presupuestos generales del Estado, el Gobierno del PP destine para Extremadura la menor cantidad de la historia.

Frente a esta realidad debemos unirnos y exigir que el Gobierno de España sea justo con Extremadura y atienda las demandas de la sociedad extremeña de un Plan de Empleo que aminore el paro estructural de la región, unas infraestructuras que conciban de una vez un tren a la altura de Extremadura y destrabar todo lo que tenga que ver con las renovables para que, con la altura de miras que espera la ciudadanía, podamos poner las piedras en las que construir las bases del futuro.

No nos basta con haber bajado el paro en casi 20 mil personas en dos años o en pagar a proveedores en 10 días cuando Monago lo hacía en 118. Queremos más, pero para ello necesitamos la complicidad de las formaciones políticas porque la Junta de Extremadura no es del PSOE, ni los problemas de la gente son sólo del PSOE.

Volvemos a pedir que no se haga del desgaste una constante y que, por el contrario, todos pensemos que Extremadura nos pide a gritos que vayamos unidos a Madrid para conseguir lo que es nuestro.

miércoles, 12 de abril de 2017

Ramón Rubial y la unidad

 Extraordinario el ambiente que respiramos este sábado pasado en Caminomorisco, donde se realizaron las V Jornadas de Historia del Socialismo "Juan Ramón Ferreira", un pretexto para compartir sentimientos, emociones, ideología y valores en torno, esta vez, a la figura de uno de los máximos referentes del socialismo español, Ramón Rubial.

Dar la gracias a Isatxu Fernández y Txema Oleaga, socialistas vascos como Ramón, que nos acompañaron ese día. A Pilar MerchánFederico Suárez, Alejandro Cercas y César Martín Clemente, que pusieron voz a la historia viva del PSOE Cacereño y el recuerdo a Eusebio Cano Pinto, que no pudo asistir y a Ramón Ferreíra que ya no está físicamente entre nosotros, orgullo y satisfacción nos despierta haber tenido y tener compañeros como los citados.

Ramón Rubial representa los valores del PSOE: ética, honestidad, humildad, generosidad, perseverancia, humanismo. Ramón es el paradigma de la libertad misma y de la ausencia de rencor hacia los verdugos que le encarcelaron más de veinte años.

En torno a su figura y su forma de entender la política, se construyeron en el País Vasco grandes consensos que permitieron hacer frente a la violencia del totalitarismo terrorista. Creía, Rubial, que ninguna ideología podía anular al ser humano y que, por tanto, la libertad era el valor supremo por el que luchar desde el socialismo democrático.

Nada es posible construir en el resentimiento, pero todo es posible a partir del diálogo dentro del marco de las pluralidades existentes. No somos nadie para exigir y obligar a las personas a sentir la pertenencia a algo desde maximalismos blancos y negros. El PSOE ha sido siempre un partido en el que las discrepancias convivieron bajo la patria de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Ramón Rubial nos enseñó a anteponer los intereses del país por delante de los del partido y de los propios. Su figura, inmensa, era la antítesis del personalismo ególatra y vacío. Rescatar su nombre del olvido y de la inmediatez es, sin duda alguna, una obligación para, como decía Edu Madina, “reencontrarnos en lo que somos”.

Los y las socialistas debemos seguir dando lo mejor de nosotros mismos para construir espacios abiertos, sin muros ni fronteras, sin banderas excluyentes, porque la unión es nuestra fortaleza y porque no puede haber ni bandos, ni clases de socialistas en nuestro partido.

Desde aquí vuelvo a agradecer a todos y todas las compañeras que nos acompañaron en Caminomorisco, convencidos de que el legado de Ramón Rubial sigue siendo la guía indispensable para seguir siendo el PSOE, ese Partido de Gobierno que siempre ha garantizado la libertad, la igualdad, el progreso, la solidaridad y la convivencia mientras asumía que primero era la ciudadanía, luego el Partido y por último nosotros mismos.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Las encuestas en las urnas


La semana pasada, la encuesta publicada por el diario Hoy daba al PSOE de Extremadura como fuerza más votada, con el 40% de votos y a Guillermo Fernández Vara como el líder mejor valorado por la ciudadanía. Es grata y satisfactoria la información, pero sabemos que las únicas encuestas que sirven son las definitivas, la de las urnas.

Recuerdo cuando, estando en la oposición, las encuestas nos señalaban perdedores, incluso en la misma noche electoral. Nosotros, ante cada dato adverso, ante cada opinión desfavorable y ante cada piedra en el camino, optamos por reafirmarnos en la idea de que el PSOE no compite contra la demoscopia sino contra la derecha y, por tanto, es a la derecha a la que debíamos ganar y ganamos en Extremadura.

Ni fuimos víctimas de una orquestación culinaria cuando nos mostraban perdedores –para el PSOE no ganar, es perder-, ni somos verdugos ahora que nos reafirman como primera fuerza política si se repitieran hoy las elecciones autonómicas y municipales.
No cometimos la imprudencia de juzgar el trabajo de empresas privadas en su día y, por ello, nos sentimos sorprendidos ahora cuando, algún que otro chapucero con los dos pies en el barro, intenta justificar sus “resultados” a través de, precisamente operaciones interesadas.

Si no vas por los pueblos, si no haces más que estudiar en el abecedario de los argumentarios que mandan desde Madrid y en la vacía santificación de los eslóganes, lo lógico es que no te conozcan y si no te conocen, pero cobras para que la población juzgue tu trabajo, pasa que pinchas en las urnas y en las encuestas.

Mirad, el único credo que compartimos las y los socialistas es el del trabajo diario en el partido y en las instituciones. No siempre acertamos, pero cuando nos equivocamos damos la cara, la ciudadanía nos exige y ofrecemos todo lo que sabemos a partir de una concepción de igualdad y justicia social adaptada a la coyuntura en la que vivimos.

Tuvimos que cuadrar las cuentas y lo hicimos reabriendo urgencias, contratando más maestros, pagando a los proveedores, bajando la tasa del paro, reabriendo comedores escolares..., pero sabemos que no nos van a votar por lo que hemos hecho en estos dos años, sino por lo que estamos haciendo y seguiremos haciendo para mejorar la vida de la gente.

Defender a Extremadura en Madrid, en vez de palmear a Rajoy a cambio de cargos como hace Monago y sus pupilos, es nuestro deber. Defender a Extremadura en Madrid y en cada rincón de España, en vez de esperar apuntes para repetir y ser útil a los intereses de un mesías de la regeneración convertido en caudillo de la neocasta, es nuestro deber.

No es suficiente con sentirnos orgullosos por cumplir con nuestro deber, porque debemos perseverar en el camino que acabará en las encuestas de verdad, en las urnas, en esas en las que  Extremadura nos pide que la defendamos. Eso hacemos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Pensar el futuro con las mujeres


Tenía razón Guillermo Fernández Vara cuando describía, ante la Academia de Ciencias Económicas y Financieras, a la política como cortoplacista, pobre, anclada en debates del pasado y renunciando completamente a planificar el futuro.

Somos todos responsables ante semejante marco temporal y de situación. Por ello, es imprescindible que intentemos imaginar el futuro que queremos y necesitamos para España y Extremadura, un futuro en el que nuestros postulados puedan liderar los cambios que pide a gritos la sociedad en general.

Estamos batiendo récords lamentables en materia de violencia machista. Probablemente, mientras estoy escribiendo estas líneas, este siendo asesinada una mujer por ser mujer, son 20 en lo que va del año, una cifra insoportable que requiere soluciones concretas ahora, para acabar con el terrorismo machista.

Un Pacto de Estado por la Igualdad y Contra la Violencia Machista ha de ser producto del entendimiento de todas las fuerzas políticas, que no pueden seguir enrocándose en nimiedades o disculpando actitudes impresentables como las del eurodiputado polaco, Janusz Korwin-Mikke, o la de los alcaldes de Almendralejo o Casas del Monte, porque el drama en el que está sumergida nuestra sociedad es acuciante e insoportable.

Promover la expulsión de la vida pública de responsables políticos que se mofan de las mujeres, la protección de las víctimas, la prevención y castigar a los verdugos, social y penalmente, son elementos cruciales que deben encontrar en sus formas la solución concreta para reducir y acabar con las cifras del terror.
Lo estamos haciendo mal y los errores se pagan con vidas de mujeres asesinadas por machistas que son la peor representación de un patriarcado que ha hecho mucho mal a nuestra cultura.

Pensar el futuro es pensar un mañana con mujeres viviendo una vida plena, sin miedos, con la certeza de un Estado que ampara sus derechos con dedicación y los recursos necesarios para salir del eslogan oportuno, de los minutos de silencio y convertirse en políticas concretas que acaben con la violencia machista.
Estamos obligados a escapar de ese cortoplacismo y simpleza que tan bien definía Guillermo, una simpleza que nos lleva al maniqueísmo recurrente, a la separación blanquinegrista de lo bueno y lo malo, de lo oportuno y de lo inoportuno.

Vivimos situaciones complejas en materia de violencia machista, situaciones que son parte de un conflicto colectivo que debemos remediar como sociedad desde la infancia.

El 8 de marzo hubo un paro internacional de mujeres para retratar lo que sería un mundo sin ellas, porque las están matando. Hemos llegado a este punto por negligencia y pensar un mundo con mujeres es evitar que las asesinen. Depende pura y exclusivamente de la eficacia de la Política.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Un proyecto ganador para la ciudadanía


Que nadie se haga ilusiones ni prepare las lanzas porque no voy a hablar de nombres. El socialismo es, ante todo, un proyecto colectivo, donde las banderas sociales y la lucha por la igualdad son los motores fundamentales, más allá de la compañera o compañero que lo lidere.

Estamos ante un momento histórico complejo que requiere de todo el talento y el esfuerzo intelectual para afrontarlo con garantías de salir unidos, como partido, como país y como continente, unidos por lazos de igualdad que cohesionen territorios y personas, en vez de dividirlos y fomentar el odio. Ahí fuera nos esperan Trump, Le Pen y todo lo que representan y hay que derrotarlos.

El PSOE, como partido político, está obligado a acertar con los caminos que elijamos a partir del 39 Congreso y para ello, creo, no hay que reinventarse, ni redefinirse ideológicamente, porque somos lo que hemos sido siempre, por encima de líderes y circunstancias coyunturales, que indudablemente influyen, pero que no pueden condicionar los valores y la esencia de un Partido de izquierdas que ha contribuido a tanto progreso social a lo largo de los más de 137 años de nuestra existencia.

La militancia siempre hemos sido la vanguardia de nuestras ideas, la que defendemos nuestros postulados en cada rincón de España, la que hemos conseguido triunfos electorales, la militancia es el Partido y el Partido es la militancia. Por ello contribuir a que implosionen falsas dicotomías entre compañeras y compañeros es inaceptable y perjudica al PSOE.

El socialismo de hoy tiene que posicionarse ante problemas complejos y afrontar los desafíos del capitalismo financiero, de los nacionalismos excluyentes, de la pobreza energética, de la desigualdad creciente, de los muros xenófobos, de la biotecnología,   de la globalización, de la robotización...y todo ello no se afronta con eslóganes, frases hechas y colores, sino con la determinación de un planteamiento ideológico enraizado en la libertad, la igualdad y la justicia social.

A lo largo de nuestra historia hemos sabido, con acierto, adecuarnos al tiempo que vivíamos y dar respuesta a las demandas de la gente, lo que nos convirtió en referentes para la ciudadanía sin perder nuestra esencia, ese es nuevamente el reto que nos toca afrontar como Partido, para ello los militantes somos muy importantes, sin duda, como también lo es la ciudadanía que nos está esperando.

Un proyecto ganador no será, por tanto, el que ponga alfombra roja y entronice al líder o a la lideresa. Por el contrario, será el que trace un camino cierto y el que entienda que el tiempo cambia aceleradamente, que las relaciones laborales no serán las mismas porque se robotizarán muchas profesiones, que el ecosistema es una oportunidad para generar riqueza y fijar población, que la igualdad debe dar pasos cada día y que, sobre todo, somos un partido que ha sabido esperanzar a la ciudadanía sin cavar dogmas como trincheras, sino representando mayorías sociales que nos convirtieron en fuerza de gobierno. Eso es ocupar la centralidad.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Extremadura, junta ante Rajoy


Los dos primeros años de gobierno socialista en Extremadura, de la mano de Guillermo Fernández Vara, tenían objetivos claros: recuperar derechos, estabilizar las cuentas, no recortar en la vida de las personas y bajar los escalofriantes datos de paro que nos dejaba la derecha extremeña, más amiga de malgastar en la marca Monago que en la marca Extremadura.

Recuperamos derechos, porque una beca para libros y una Urgencia reabierta es precisamente devolver a Extremadura lo que el PP le había quitado. Reducir en casi 20 mil personas el paro no es una anécdota estadística, sino gente que recupera lo que es suyo, el derecho a trabajar. Mejorar la sanidad pública subiéndola del decimocuarto puesto al séptimo de la sanidad española, es contribuir a la recuperación de su prestigio. Pagar a proveedores y la Renta Básica anunciada, pero incumplida por el PP es, precisamente, cumplir con la gente, como arrinconar la LOMCE, contratar maestros, recuperar rutas escolaresreabrir comedores escolares… Poco y nada para algunos, bastante para los que se han beneficiado de lo que, repito, es suyo.

Todo gobierno debería llegar, desde el primer día, y ser capaz de mirar hacia el futuro para poner en marcha todo lo que pensamos para Extremadura. Sin embargo, las hipotecas pasadas pesan y no nos hemos dedicado a articular campañas propagandísticas para imponer la idea y convertirla en excusa. Por el contrario, atacamos la enfermedad heredada para curarla y construir el futuro, porque ninguna política vale para nada sin una arquitectura del mañana, incluyente y arraigada en nuevos modelos para generar riqueza, empleo y, por tanto, fijar población.

Es muy simple decirlo, pero bastante más complejo realizarlo. Para ello, Extremadura entera se debe posicionar delante del gobierno central y exigir lo que nuestro pueblo necesita: plan de empleo, una financiación autonómica justa, un tren digno para Extremadura, acabar con la “prohibición” del gobierno central del desarrollo definitivo de las energías renovables (generan riqueza, empleo y fijan población)... ¡Y permitir que nuestras diputaciones y ayuntamientos, bien gestionados, inviertan sus ahorros en empleo!

Estructuralmente tenemos problemas que debemos resolver plantando la bandera de Extremadura como prioridad absoluta, dejando de lado las estrategias sectarias y el desmedido afán de poder que algunos tienen para lanzar o relanzar sus carreras políticas. Somos, individualmente, insignificantes en comparación con lo que nos jugamos.

Una nueva Extremadura, sostenible, sin renunciar a nada, respetuosa con el medio ambiente y ramificando su crecimiento en torno a energías limpias, harán de esta región un espacio en el que venir para quedarse y en el indudablemente, pulmón de España. Juntos, en Madrid, para que no nos sigan olvidando. ¿Estaréis a la altura? ¿Os dejaréis, amigos de la oposición, de mirar el ombligo?

miércoles, 1 de febrero de 2017

La connivencia del PP con franquistas y machistas


Todo en la vida tiene un límite y en política también. Para mí, frivolizar conductas y actos de representantes públicos, cuando son cómplices o incluso alardean de participar en actos antidemocráticos, es un límite traspasado. No puedes ser diputado electo y a la vez comulgar con valores totalitariosfascistas y que llevaron a nuestro país al asesinato, la represión y al odio. Es una vergüenza para quienes creemos que la política es un marco en el que la tolerancia y el respeto por las libertades y los derechos humanos deben ser los valores supremos.

Que el PP aún mantenga en sus filas a José Antonio Morales Álvarez, un franquista que hace ostentación de ello, es insultar a cualquier mínimo sentido democrático. Cada día visitan la Asamblea de Extremadura colegios y asumir que en esa misma casa el PP mantiene a quien asiste a actos fascistas, nos ruboriza. Ya es penoso que algún que otro fascista se mantenga en el club de Monago, mientras éste los ampara con total complacencia e incluso se siente con legitimidad para darnos lecciones de democracia, pero tener que soportar la pestilencia ideológica de un personaje que recoge loas en la Fundación Franco, debería penalizarse desde sus propias filas.

En esa misma línea doctrinal aparece otro personaje propio de aquella época oscura de nuestro país, el Alcalde de Almendralejo José García Lobato, que pasa de insultar a nuestra compañera Piedad Álvarez, por ser mujer, con un tufo machista insoportable, a homenajear al fundador de la legión e invitar a la descendiente de Millán-Astray para recordar aquello de muera la inteligencia y viva la muerte. Mientras, la dirección del PP, con Monago a la cabeza, calla y sigue poniendo palos en la rueda del cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Les puede la resaca fascista, según parece.

Ya sabemos que para el PP la igualdad es una cuestión menor o que la violencia machista son hechos individuales y no un problema colectivo. Ya sabemos que para el PP la educación pública es una guardería para pobres y que la sanidad pública es aquello que hay que privatizar para que hagan más dinero los amiguetes del séquito. Pero que nos escupan a la cara sus miserias y sigan manteniendo en el cargo a franquistas y machistas, los invalida como alternativa democrática seria.

Si son capaces de convivir y de tolerar expresiones y conductas totalitarias y machistas es que, evidentemente, comulgan con parte de ese mensaje. No nos puede extrañar que salieran a la calle a despotricar contra el Presidente Zapatero y su Ley de matrimonio igualitario, no nos puede extrañar que en la Diputación provincial de Cáceres, los once diputados del PP, en minoría absoluta, son hombres. No, no nos puede extrañar que se opusieran a todo lo que en este país significó avance e igualdad.

No pueden negarlo, son así, en parte o en todo. Tienen el rostro de García Lobato y de Morales Álvarez, los defienden y los asumen, mientras los demócratas sentimos asco.

martes, 17 de enero de 2017

Trabajar para el bien común

 Este año empezamos con las mismas fuerzas de siempre, con ganas de seguir siendo útiles a la sociedad y de traducir la gestión en hechos concretos que mejoren la vida de cada ciudadano. 

Ese es el propósito del Grupo Socialista de la Diputación provincial de Cáceres, que ha sabido proponer, trabajar y aprobar unos presupuestos expansivos y con un claro objetivo: cohesionar en igualdad, como lo es también el de la Junta de Extremadura con unas cuentas presentadas desde el diálogo para seguir construyendo y consolidando derechos sociales arrebatados por Monago y el PP en sus años de gobierno.

Sin caer en la complacencia, nos enorgullecemos de tantos compañeros y compañeras, del PSOE de Cáceres, que desde sus ámbitos de responsabilidad están trabajando para cumplir el mandato otorgado al PSOE  por la ciudadanía extremeña en mayo de 2015; las dos consejeras cacereñas, las presidentas de la Asamblea y la Diputación, las y los diputados provinciales y regionales, alcaldes, alcaldesas, concejales, concejalas, directores generales... y los muchos y muchas que no se ven pero están.

Frente a la discrepancia estéril, la oposición sin alternativa o el intento de ocupar un espacio político sin proyecto, los y las socialistas sabemos cuál es nuestro cometido, transformar para mejorar, mejorar para buscar la igualdad, la solidaridad y la justicia social. Apasionante reto que está alejado del marketing, del postureo y del discurso vacío que algunos practican cada día.

Trabajo, diálogo, acuerdos, son recetas necesarias para buscar el bien común al que estamos obligados los y las que somos elegidos para tareas públicas, todo ello sin renunciar a convicciones y posicionamientos legítimos, pero asumiendo, con humildad cada uno, el papel que libre y democráticamente nos otorga la ciudadanía, bien sea desde el gobierno o desde la oposición.

No es cuestión de dar lecciones a nadie, pero es hasta cierto punto indignante ver cómo alguna fuerza política reniega del diálogo y del esfuerzo por buscar acuerdos desde la izquierda, con la cantinela inicua e inaceptable de equiparar PSOE y PP, todo ello fruto de la desidia intelectual y del dogmatismo inútil.
Frente a esto el PSOE ha demostrado su voluntad para acercar posturas, ceder y mejorar buscando el bien común, en Extremadura desde el gobierno, en Madrid desde la oposición.