miércoles, 29 de marzo de 2017

Las encuestas en las urnas


La semana pasada, la encuesta publicada por el diario Hoy daba al PSOE de Extremadura como fuerza más votada, con el 40% de votos y a Guillermo Fernández Vara como el líder mejor valorado por la ciudadanía. Es grata y satisfactoria la información, pero sabemos que las únicas encuestas que sirven son las definitivas, la de las urnas.

Recuerdo cuando, estando en la oposición, las encuestas nos señalaban perdedores, incluso en la misma noche electoral. Nosotros, ante cada dato adverso, ante cada opinión desfavorable y ante cada piedra en el camino, optamos por reafirmarnos en la idea de que el PSOE no compite contra la demoscopia sino contra la derecha y, por tanto, es a la derecha a la que debíamos ganar y ganamos en Extremadura.

Ni fuimos víctimas de una orquestación culinaria cuando nos mostraban perdedores –para el PSOE no ganar, es perder-, ni somos verdugos ahora que nos reafirman como primera fuerza política si se repitieran hoy las elecciones autonómicas y municipales.
No cometimos la imprudencia de juzgar el trabajo de empresas privadas en su día y, por ello, nos sentimos sorprendidos ahora cuando, algún que otro chapucero con los dos pies en el barro, intenta justificar sus “resultados” a través de, precisamente operaciones interesadas.

Si no vas por los pueblos, si no haces más que estudiar en el abecedario de los argumentarios que mandan desde Madrid y en la vacía santificación de los eslóganes, lo lógico es que no te conozcan y si no te conocen, pero cobras para que la población juzgue tu trabajo, pasa que pinchas en las urnas y en las encuestas.

Mirad, el único credo que compartimos las y los socialistas es el del trabajo diario en el partido y en las instituciones. No siempre acertamos, pero cuando nos equivocamos damos la cara, la ciudadanía nos exige y ofrecemos todo lo que sabemos a partir de una concepción de igualdad y justicia social adaptada a la coyuntura en la que vivimos.

Tuvimos que cuadrar las cuentas y lo hicimos reabriendo urgencias, contratando más maestros, pagando a los proveedores, bajando la tasa del paro, reabriendo comedores escolares..., pero sabemos que no nos van a votar por lo que hemos hecho en estos dos años, sino por lo que estamos haciendo y seguiremos haciendo para mejorar la vida de la gente.

Defender a Extremadura en Madrid, en vez de palmear a Rajoy a cambio de cargos como hace Monago y sus pupilos, es nuestro deber. Defender a Extremadura en Madrid y en cada rincón de España, en vez de esperar apuntes para repetir y ser útil a los intereses de un mesías de la regeneración convertido en caudillo de la neocasta, es nuestro deber.

No es suficiente con sentirnos orgullosos por cumplir con nuestro deber, porque debemos perseverar en el camino que acabará en las encuestas de verdad, en las urnas, en esas en las que  Extremadura nos pide que la defendamos. Eso hacemos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Pensar el futuro con las mujeres


Tenía razón Guillermo Fernández Vara cuando describía, ante la Academia de Ciencias Económicas y Financieras, a la política como cortoplacista, pobre, anclada en debates del pasado y renunciando completamente a planificar el futuro.

Somos todos responsables ante semejante marco temporal y de situación. Por ello, es imprescindible que intentemos imaginar el futuro que queremos y necesitamos para España y Extremadura, un futuro en el que nuestros postulados puedan liderar los cambios que pide a gritos la sociedad en general.

Estamos batiendo récords lamentables en materia de violencia machista. Probablemente, mientras estoy escribiendo estas líneas, este siendo asesinada una mujer por ser mujer, son 20 en lo que va del año, una cifra insoportable que requiere soluciones concretas ahora, para acabar con el terrorismo machista.

Un Pacto de Estado por la Igualdad y Contra la Violencia Machista ha de ser producto del entendimiento de todas las fuerzas políticas, que no pueden seguir enrocándose en nimiedades o disculpando actitudes impresentables como las del eurodiputado polaco, Janusz Korwin-Mikke, o la de los alcaldes de Almendralejo o Casas del Monte, porque el drama en el que está sumergida nuestra sociedad es acuciante e insoportable.

Promover la expulsión de la vida pública de responsables políticos que se mofan de las mujeres, la protección de las víctimas, la prevención y castigar a los verdugos, social y penalmente, son elementos cruciales que deben encontrar en sus formas la solución concreta para reducir y acabar con las cifras del terror.
Lo estamos haciendo mal y los errores se pagan con vidas de mujeres asesinadas por machistas que son la peor representación de un patriarcado que ha hecho mucho mal a nuestra cultura.

Pensar el futuro es pensar un mañana con mujeres viviendo una vida plena, sin miedos, con la certeza de un Estado que ampara sus derechos con dedicación y los recursos necesarios para salir del eslogan oportuno, de los minutos de silencio y convertirse en políticas concretas que acaben con la violencia machista.
Estamos obligados a escapar de ese cortoplacismo y simpleza que tan bien definía Guillermo, una simpleza que nos lleva al maniqueísmo recurrente, a la separación blanquinegrista de lo bueno y lo malo, de lo oportuno y de lo inoportuno.

Vivimos situaciones complejas en materia de violencia machista, situaciones que son parte de un conflicto colectivo que debemos remediar como sociedad desde la infancia.

El 8 de marzo hubo un paro internacional de mujeres para retratar lo que sería un mundo sin ellas, porque las están matando. Hemos llegado a este punto por negligencia y pensar un mundo con mujeres es evitar que las asesinen. Depende pura y exclusivamente de la eficacia de la Política.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Un proyecto ganador para la ciudadanía


Que nadie se haga ilusiones ni prepare las lanzas porque no voy a hablar de nombres. El socialismo es, ante todo, un proyecto colectivo, donde las banderas sociales y la lucha por la igualdad son los motores fundamentales, más allá de la compañera o compañero que lo lidere.

Estamos ante un momento histórico complejo que requiere de todo el talento y el esfuerzo intelectual para afrontarlo con garantías de salir unidos, como partido, como país y como continente, unidos por lazos de igualdad que cohesionen territorios y personas, en vez de dividirlos y fomentar el odio. Ahí fuera nos esperan Trump, Le Pen y todo lo que representan y hay que derrotarlos.

El PSOE, como partido político, está obligado a acertar con los caminos que elijamos a partir del 39 Congreso y para ello, creo, no hay que reinventarse, ni redefinirse ideológicamente, porque somos lo que hemos sido siempre, por encima de líderes y circunstancias coyunturales, que indudablemente influyen, pero que no pueden condicionar los valores y la esencia de un Partido de izquierdas que ha contribuido a tanto progreso social a lo largo de los más de 137 años de nuestra existencia.

La militancia siempre hemos sido la vanguardia de nuestras ideas, la que defendemos nuestros postulados en cada rincón de España, la que hemos conseguido triunfos electorales, la militancia es el Partido y el Partido es la militancia. Por ello contribuir a que implosionen falsas dicotomías entre compañeras y compañeros es inaceptable y perjudica al PSOE.

El socialismo de hoy tiene que posicionarse ante problemas complejos y afrontar los desafíos del capitalismo financiero, de los nacionalismos excluyentes, de la pobreza energética, de la desigualdad creciente, de los muros xenófobos, de la biotecnología,   de la globalización, de la robotización...y todo ello no se afronta con eslóganes, frases hechas y colores, sino con la determinación de un planteamiento ideológico enraizado en la libertad, la igualdad y la justicia social.

A lo largo de nuestra historia hemos sabido, con acierto, adecuarnos al tiempo que vivíamos y dar respuesta a las demandas de la gente, lo que nos convirtió en referentes para la ciudadanía sin perder nuestra esencia, ese es nuevamente el reto que nos toca afrontar como Partido, para ello los militantes somos muy importantes, sin duda, como también lo es la ciudadanía que nos está esperando.

Un proyecto ganador no será, por tanto, el que ponga alfombra roja y entronice al líder o a la lideresa. Por el contrario, será el que trace un camino cierto y el que entienda que el tiempo cambia aceleradamente, que las relaciones laborales no serán las mismas porque se robotizarán muchas profesiones, que el ecosistema es una oportunidad para generar riqueza y fijar población, que la igualdad debe dar pasos cada día y que, sobre todo, somos un partido que ha sabido esperanzar a la ciudadanía sin cavar dogmas como trincheras, sino representando mayorías sociales que nos convirtieron en fuerza de gobierno. Eso es ocupar la centralidad.