lunes, 27 de noviembre de 2017

La dignidad de Extremadura

 

El pasado sábado miles de extremeñas y extremeños gritamos nuestra verdad en la Plaza de España de Madrid. Allí, familias enteras pedimos no ser más que nadie, sino iguales al resto de España, iguales para crecer y converger en consonancia con el resto del país, para dejar de ser los olvidados y para apostar decididamente por nuestro talento, pero con las mismas herramientas que los demás territorios.

Extremadura es diferente y me siento especialmente orgulloso de ello. Y somos diferentes porque nunca hemos usado el chantaje ni el desapego para obtener recompensa. No nos moviliza un sentimiento de jauría para obtener migajas a cambio de silencio o votos interesados.

Hartos del nacionalismo que divide, que saca tajada y vuelve a dividir, es hora de reivindicarnos como somos. Un pueblo trabajador y orgulloso de haber salido adelante con esfuerzo y lealtad a un país del que nos consideramos parte fundacional, como ejemplo de cohesión que iguala a los seres humanos ante la ley, ante los derechos y, por supuesto, ante las infraestructuras.

Queremos que Plasencia se una con Salamanca, que Cáceres se una con Plasencia y que nuestras capitales de provincia puedan comunicarse de forma veloz y segura, para que de norte a sur y de este a oeste, podamos ir, puedan venir, podamos exportar e importar. ¿Tanto pide Extremadura?

El 18-N reivindicamos un tren del siglo XXI para nuestra región tal y como somos. No insultamos, no agredimos, le pusimos alegría a la indignación y volvimos a demostrar que somos un pueblo unido, carente de resentimientos ni de falsos atajos con el resto de regiones, regiones, algunas de ellas, que fueron levantadas con el sudor de nuestros obreros y el talento de nuestras universitarias.

Es verdad que estamos hartos del ninguneo y es verdad que nuestro compromiso con el futuro en ésta, y demás materias necesarias para dejar una región pujante a nuestras hijas e hijos, es irrenunciable, pero también es verdad que tenemos una utopía por cumplir, un nuevo sueño, una nueva frontera por traspasar y una nueva transformación que hará de Extremadura una tierra de oportunidades, porque tenemos todo, absolutamente todo, para salir adelante si nadie nos boicotea con silencio y dilaciones absurdas.

Sí, tenemos un sueño porque tenemos derecho a soñar, a soñar un país que vertebre y un país que conjugue el nosotros y nosotras sin intereses mezquinos. El tren es una parte del libro que vamos a escribir, que no dejará a nadie fuera y ahora yendo más rápido de una vez por todas.

domingo, 12 de noviembre de 2017

18-N


El 18-N Extremadura será una voz. La voz de la dignidad, la voz de la concentración pacífica de un pueblo que exige equipararse al resto, la voz de una ciudadanía leal a la convivencia, la unión y la cohesión territorial.

Ese día no debe haber ninguna razón para poner delante de los intereses colectivos, los sectarios. No hay excusa posible para quienes maticen una exigencia histórica, con argumentos que obedezcan a objetivos partidistas, sectarios y electoralistas.

No podemos, ni vamos a mirar para otro lado. Tenemos una cita con el derecho de toda una sociedad para construir su futuro con las mismas herramientas que han tenido todas las demás Comunidades Autónomas de nuestro país.

Porque es verdad, España es uno de los países con más kilómetros de vías de alta velocidad, pero ni un metro se ha construido en nuestro territorio extremeño y eso es, simplemente, inaceptable.

Hemos luchado, año tras año, contras las injusticias de una historia que también nos hizo víctimas, quizás a los que más, de atrasos, oscurantismo, represión y exilio. Nadie puede decir que haya sufrido como pueblo más que las y los extremeños durante los años del franquismo.

Toca alzar la voz, levantarnos sin mirar con desconfianza a nadie, simplemente pidiendo lo que es nuestro, sin distinción de colores políticos y con el marcado afán de defender a Extremadura con una demanda justa.

Necesitamos un tren del siglo XXI, un tren que nos meta de lleno en multiplicar nuestras opciones de crecimiento. El tren, sí, el tren, que es uno de los caminos indispensables para sumar conectividad y, por tanto, inclusión en una carrera, la del empleo, que debemos ganar.

El 18-N estaremos en Madrid para que nos escuche el país entero, para dar un paso más hacia la justicia e igualdad, para sentirnos más partes, si se quiere, de un país, España, que nos necesita como bastión inquebrantable contra los devaneos secesionistas.

Allí estaremos y allí levantaremos la voz para que se escuche alto y claro que Extremadura existe, que somos un pueblo con voluntad de hierro para superar adversidades y construir un futuro a la altura de lo que nuestras hijas e hijos esperan de nosotros.