domingo, 29 de julio de 2018

Tres años mejorando la provincia de Cáceres



Hace tres años la provincia de Cáceres estaba en una situación desesperada, con dinero y ejecuciones abortadas por un gobierno provincial -del PP- que trabajaba concienzudamente para el plan más siniestro de la derecha extremeña: cerrar los pueblos de la región.

Lo que ellos llamaban austeridad, fue en realidad asfixia a los municipios, a los que trataron de forma sectaria y partidista, ignorando que la política debe servir a las personas y no a los partidos.

En estos días, el Gobierno socialista de la Diputación provincial de Cáceres, hizo balance de tres años de trabajo en la provincia. Tres años en los que se le ha dado la vuelta a una realidad que carecía de esperanza y que hoy ve reactivar, en cada pueblo, en cada comarca, las inversiones, la cultura, el desarrollo y la presencia de un ejecutivo socialista que, aún heredando una situación lamentable, fue capaz de lanzar a la calle su proyecto político.

Pero más que importarnos lo hecho durante este tiempo, nos ocupa lo que debemos hacer para seguir avanzando hacia una provincia más moderna, más sostenible y más vital que nunca, sabiendo que tenemos a la despoblación como enemiga y contra ella están dirigidos todos los cañones de las decisiones del gobierno socialista de la Diputación. No será sencillo, pero estamos en ello.

Profundizar la inclusión con el Plan Integra, asumir la necesidad de repoblar nuestra geografía con servicios que generen empleo, apostar por el cuidado de nuestros mayores y potenciar la activación económica a partir del desarrollo tecnológico, la innovación y la cultura, tal y como se ha venido haciendo con la fibra óptica, Muro Crítico, el Plan Desarrolla y demás decisiones.

No queremos hacer propaganda de lo hecho sino recordar a todo el mundo, que la política sirve a la ciudadanía y no al revés, que la política es una herramienta de transformación en la que los resultados son juzgados cada cuatro años por la gente. Continuaremos avanzando, imaginando un futuro posible para la provincia de Cáceres, con las personas en el foco de las decisiones.

Siempre Cáceres


Sumar nombres a un proyecto puede parecer, desde lejos, un dato menor. Sin embargo, cuando una organización se concibe a sí misma como una herramienta para que la ciudadanía pueda ver recompensado su esfuerzo con políticas que le correspondan, la dimensión de las decisiones cobra, si se quiere, mayor sentido.

Por ello cada nombre, cada compañera o compañera que ocupa un cargo, debe ser consciente de que detrás hay un Partido, el PSOE, que tiene una visión de futuro para el territorio en el que somos capaces de, con nuestras decisiones, favorecer el progreso, la igualdad y la justicia social.
 He dicho hasta la saciedad que solos no somos nada, que le debemos todo al PSOE, un partido con mayúsculas, acostumbrado a liderar las transformaciones y a ofrecer su lealtad cuando no gobierna. 

Nuestra tesis es simple pero efectiva: juntos, sin dejar a nadie en el camino, por un futuro mejor.
 El eje de nuestras políticas pasa por una serie de prioridades compuestas por el interés común de la provincia de Cáceres. Por encima de todo está el interés de la provincia que no es otra cosa que la necesidad de las y los cacereños por encontrar respuestas a un futuro cada vez más complejo y hostil, un futuro que requiere del talento de todas y de todos, los que están y los que deben volver.

La provincia de Cáceres debe dar un paso al frente, sin importar ni medir nada que no sea el interés de nuestros pueblos y ciudades. Ante todo, y ante todos, dar un paso al frente, repito, para ofrecer a la región nuestra voluntad de multiplicar proyectos que generen empleo sostenible, riqueza para repoblar e infraestructuras para asumir lo que viene con la garantía de la capacidad de nuestras gentes.

No preguntes lo que puede hacer tu país por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país, decía JFK. Mirad, yo creo que la provincia de Cáceres ha dado, históricamente, muestras de lealtad y esfuerzo al servicio de un interés común que era, es y será, siempre el mismo, es decir, una Extremadura mejor y convergente con el resto del país y del continente, pero creo que la provincia y su gente ha dado siempre más de lo que ha recibido y que es momento de plantarnos ante lo que las demás administraciones deben, por imperativo histórico, hacer por nosotras y nosotros.

Decía el flamante subdelegado de gobierno, José Antonio García Muñoz, que luchará por la igualdad entre provincias y desde esta tribuna respaldo lo dicho. El PSOE de la provincia de Cáceres y las y los cacereños que ocupan puestos de responsabilidad harán todo lo que deban para garantizar la igualdad absoluta entre provincias.

No hay lógica alguna que nos pueda relegar porque tenemos con qué y sabemos cómo hacerlo. Siempre Cáceres no es un grito excluyente sino una reivindicación que se reafirma en lo que somos para generar lo que seremos. Hay utopías que se hicieron realidad con la capacidad como bandera. En eso estamos y hacia allí nos dirigimos: comunicaciones, transportes, empleo, inversiones. Lucharemos por todo ello aquí y ahora.

jueves, 12 de julio de 2018

Ser humanistas

Escribió el poeta estadounidense, Walt Whitman, que la vida es lo poco que nos sobra de la muerte y, humildemente, quiero agregar que toda rebeldía ante el odio, toda sublevación ante la barbarie y toda barricada ante la selección premeditada de quienes deben seguir o perecer, es una de las grandes obligaciones morales del socialismo.

No sólo debemos confiar en la bondad de los seres humanos, sino y, sobre todo, fomentarla con acciones que eduquen y venzan a la miseria de quienes divulgan aberraciones, concertinas, miedos y vejaciones garantizadas por la inacción política.

Todo ello es antagónico a una ideología que se ampara y reproduce en la igualdad, la fraternidad, la libertad, el humanismo y la justicia social. Nadie, que no sea un asesino serial, puede mirar a los ojos de una niña de siete años y dejarla morir en el medio del mar.

Nadie con una pizca de humanidad en su corazón, puede apartarse de la responsabilidad que implica salvar y dar cobijo a quienes huyen de la guerra, del hambre y de la miseria, exactamente igual que nuestras abuelas y abuelos, que huían de la guerra civil, de la pobreza y de la represión, porque España ha sido un país de exiliados forzados que buscaron y encontraron la solidaridad en otras partes del mundo.

No se trata de sentirse bien con uno mismo como pueblo, al rescatar de la muerte a más de 600 personas, 200 niñas y niños. No es una cuestión de caridad ni de autoestima. Es una lección de humanismo, un simple pensar y ejercer nuestro pensamiento en favor de la humanidad, sin fronteras, con ciudadanos y ciudadanas del mundo que huyen por culpa del mundo rico que los empobreció, maniató y mutiló en la búsqueda de nuestras frivolidades mercantiles, como consecuencia inmediata de la mezquindad que se multiplica inoculando el miedo en la gente.

Hemos podido rescatar de la muerte a quienes el resto de Europa dio la espalda, pero hemos dejado morir a miles y seguiremos, como continente, dejando morir a otros miles si no somos lo suficientemente fuertes, desde el punto de vista político, como para torcer la dirección de los países de la Unión.

Los compromisos hay que cumplirlos y saber no sólo que es un deber moral, sino una necesidad para países que se marchitan de forma acelerada y que son incapaces de garantizar la paz y el bienestar de su gente. Así que vivamos como una oportunidad para el futuro ser la esperanza de aquellos que lo perdieron todo. Un mundo sin fronteras sería un mundo en paz, todo lo contrario de lo que tenemos hoy, aunque, de vez en cuando, la sangre de los asesinados por la codicia no nos salpique.