Los Presupuestos 2014 dejan en evidencia que solo hay dos formas de entender la política en Extremadura: la de la exclusión y la de la inclusión. La rimbombancia con la que algunos partidos intentan ocupar espacios mediáticos, aun a costa de su ridículo, y el silencio de la complicidad de otros, nos acomoda en un paisaje que nunca ha sido más claro para el ciudadano extremeño.
Presentar una enmienda a la totalidad, hace que el PSOE confirme y avale su trabajo ante una sociedad que conoce cómo trabaja, que sabe como ha contribuido a la modernidad de la región, a las transformaciones sociales, cómo ha trabajado por la inclusión, por la igualdad de oportunidades y de derechos, con las consiguientes protecciones sociales para hacer real el principio de igualdad.
No nos hace falta alzar la voz para que Extremadura sepa que tenemos un proyecto completamente distinto al del PP y que, hoy por hoy, el panorama político se reduce a solo dos fuerzas: la derecha y la izquierda, el PP y el PSOE. No hay más y la ciudadanía elegirá entre uno u otro, porque el resto aspira a los titulares mediáticos para intentar ocupar espacios con intereses electoralistas.
El PSOE, por el contrario, expresa en su NO rotundo a los Presupuestos 2014, su frontal rechazo a las formas de entender la política del PP extremeño, cuya única preocupación no es alcanzar acuerdos imprescindibles, sino mayorías coyunturales. Unos permiten el recorte a costa de la gente, el PSOE no.
Por tanto, nuestra decisión tiene calado político porque como decía Guillermo Fernández Vara, los presupuestos son la política en números. En este sentido, hemos dejado clarísimo que el PSOE llegará a la Junta con una marcada intención social de corregir los delirios mesiánicos de un Monago que vive en la virtualidad, para exponer, con quien quiera acompañarnos por el interés de Extremadura y no por el propio, que seremos capaces de dar un profundo impulso a la región.
Y lo haremos sin olvidar a la ciudadanía, profundizando en políticas de inversión, formación y empleo para que el exilio forzado se detenga, para que la sanidad no cierre sus puertas en cada rincón de Extremadura, para que los niños estudien sin preocupaciones, para que nuestros pensionistas se curen sin perder poder adquisitivo, para que el campo tenga nuevos emprendedores, para que la aceituna valga el esfuerzo con la que se recoge, para que, en definitiva, entre todos, sumemos voluntades y hagamos de Extremadura lo que los extremeños merecen y quieran.