lunes, 15 de diciembre de 2014

Con el PP ni coaliciones ni pactos


Miguel Ángel Morales sobre pactos con el PPHablo por mí y, creo, por el sentimiento de la inmensa mayoría de la militancia socialista. No voy a esconderme ni a matizarme en campos semánticos que tiendan, en un futuro, a tirarme la hemeroteca por la cabeza.
Por encima de la política hay intereses oscuros que se sumergen en la confusión para intentar salir airosos de cada proceso económico. Las crisis son un caldo de cultivo para abrir la brecha entre ricos y pobres. Es lo que ha venido pasando estos años en los que nos encontramos con los bancos rescatados y la gente abandonada en las cunetas, los ricos cada vez máss ricos mientras el resto tenemos cada vez menos.
En ese ambiente oscuro, el orden establecido aspira a pequeños maquillajes, pero a ninguna transformación real de las relaciones económicas. Han comprado voluntades y la corrupción salpicó a todos desde las cloacas de su inmundicia. Hoy la gente quiere cambios verdaderos y sólo a partir de la sinceridad en el mensaje y la conducta, puedes aspirar a que te crean.
Desde hace meses se viene hablando incesantemente de un posible matrimonio de conveniencia para los poderosos entre el PP y el PSOE. Ese rumor interesado le hace bien a algunos y destroza, ante la mínima duda del receptor, las opciones socialistas. Por tanto, es una mirada interesada de una posibilidad que no contemplamos ningún militante del PSOE.
Guillermo Fernández Vara, que hace del diálogo político una regla intachable, declaró que no hará ningún tipo de pactos contra natura y que aspira a liderar una fuerza de izquierdas que asuma el cambio imprescindible que piden a gritos los extremeños.
Yo, como militante de base primero y Secretario provincial después, secundo las palabras de Guillermo y voy más allá: cualquier componenda con el partido de la Gürtel, que también operó en nuestra región, sería un salto al abismo del que no volveríamos jamás. El PSOE desaparecería por traición a su electorado.
Así pues, volvemos a incidir en lo mismo. Supongo que dependerá de quién lo diga y cómo lo diga porque, particularmente, no tengo problemas en afirmar que la gente que me conoce me sabe incapaz de apoyar una gran coalición con la derecha. Nuestros aliados de fuera son los que, simplemente, defienden nuestras políticas sociales. Nadie que postule la igualdad será nuestro adversario.
Por tanto, es necesario repetir una vez más que nosotros estamos en contra de cualquier tipo de coalición con la derecha española, pero también estamos en contra de pactos puntuales que recorten derechos y libertades, porque el PP ha demostrado estar del otro lado de los intereses ciudadanos. Ni coaliciones ni pactos, que no son lo mismo, pero nos salpican con idéntica precisión.

martes, 9 de diciembre de 2014

Monago está vacío, derrotado y ahogado en sus propios agravios

Reflexión sobre el espectáculo decadente mostrado por José Antonio Monago en el último pleno de la Asamblea. Miguel Ángel Morales
José Antonio Monago escribió un capítulo más de su propia decadencia. Desde la puesta en escena de un cúmulo de postureos más dignos de una película de Sergio Leone que de un cargo público obligado a dar explicaciones, Monago siguió hundiéndose en el fango. Malos gestos, amenazas y frases agresivas se acumularon en lo que acabó siendo el sainete más vergonzoso de la historia democrática extremeña.
Que Extremadura haya sido objeto de burlas gracias a las andanzas, dimes, diretes y fábulas increíbles de Monago, no le resultó suficiente para seguir lastimando nuestra imagen. En vez de intentar explicar lo inexplicable, su estratega venido a menos y él, aceptaron como máximo anuncio la venta de la casa presidencial en Mérida. Tan vacío de mensaje y de gestión está un gobierno que perdió a 4 consejeros –si mal no recuerdo- que una medida tan ridícula como esa fue elegida como piedra angular de todos los enunciados. Sería bueno saber porqué no ocupó en el 2011 esa vivienda, pero no se atreverá a reconocerlo...
¿Qué había ido a explicar sus viajes a Canarias y acabó como agente inmobiliario de medio pelo? Pues eso, no afrontar la verdad, no tener contenidos de gobierno e ir de sobrado en materia de ridículos, desembocan en estupideces de semejante calibre, criticadas incluso por su propio compañero de filas, el Alcalde de Mérida.
José Antonio Monago dio su imagen real de político derrotado en el búnker de sus falacias que no está compartiendo la realidad desesperada de los extremeños y  que se limita a lanzar homilías ridículas cada lunes. Le han convencido que un gobierno se sostiene a base de titulares pagados y se olvidó de que lo han elegido para gestionar.
Decir que en tres años de gobierno del PP, Extremadura avanzó más que en las décadas pasadas, no puede ser un insulto por venir de quien viene, pero sí es preocupante por la escasa vergüenza que demuestra una persona que mintió, miente y mentirá hasta que se vaya en mayo próximo, si los ciudadanos y ciudadanas de Extremadura así lo decidimos con nuestro voto. Monago miente hasta cuando da la hora, dice un viejo colaborador suyo, pues eso...
Monago está ahogado en sus propios agravios y ha decido lanzar una batería de amenazas y malas formas contra quien se atreva a poner en duda su esperpéntica ficción aeronáutica, sin reparar el ridículo que para Extremadura supone tener un presidente al que no cree nadie y del que todos se mofan.
Están decididos a no hacer política de aquí a mayo e intentarán ensuciar el día a día  con falsedades y mantos de duda, que encontrarán eco en copistas a sueldo de la ignominia de un gobierno que no sabe cómo solucionar la vida de la gente y que se ahoga, a bocanadas gigantes, en sus propias carencias sociales, éticas y políticas.

lunes, 1 de diciembre de 2014

La igualdad no es una cuestión de banderas

El objetivo más alto que debe tener el socialismo es la igualdad.
 Miguel Ángel MoralesNo sabemos si la martirización legal de Artur Mas acabará derechizando el arco electoral catalán. Lo que sí podemos afirmar es que la forma política de las matemáticas se llama presupuestos y aquí la derecha catalana, española, extremeña o boliviana, se unen: recortar derechos, recortar servicios, recortar libertades. Votar a favor o en contra de la igualdad a cambio de un sentimiento patrio más o menos arraigado es usar a la gente como mercancía y moneda de cambio.
Siempre he pensado que dentro del socialismo, la única alianza posible es la que nos permita profundizar en la igualdad. Juan Carlos Rodríguez Ibarra le dijo a Ada Colau con una tranquilidad reveladora: “¿por qué voy a tener miedo a que ganéis vosotros si defendéis la igualdad igual que yo?”.
Por tanto, si planteamos los grandes valores del socialismo dentro de un mapa estratégico, nos estaríamos equivocando de nuevo. Nuestra estrategia es nuestro espacio y nuestro espacio no es otro que el de la igualdad como vértice de una pirámide que aglutina derechos, libertades y conocimiento.
La crisis trajo como consecuencia devastadora la exclusión de millones de personas y el descrédito de los gestores de lo público que, en contrapartida con lo que se esperaba de ellos, no tuvieron más respuestas que los eufemismos y los falsos conflictos territoriales.
La gente, en su indefensión, piensa que fue engañada y que las decisiones tomadas –juegos de tronos incluidos- estuvieron destinadas a proteger a los señores del Ibex 35 y la sucesión pacífica de la Corona, una sinvergonzonería, si fuera cierto. Me decía un querido compañero, que los socialistas tenemos nuestra razón de ser en que los poderosos duerman menos tranquilos que la ciudadanía. Hacer esto es nuestro deber.
Una España cohesionada o desmembrada sigue dependiendo del tipo de gestión política que se lleve a cabo y del modelo en el que creamos para intentar mirar con optimismo el futuro. Los nacionalismos y la bajeza de su patriotismo siempre esconden un plan económico con la gente como mercancía.
Si Cataluña se independizara, el resto deberíamos pedir ser parte de Cataluña porque unidos y no de espaldas, es como podemos construir un tipo de crecimiento humano que no deje a nadie en la cuneta. Es evidente que ni a Mas ni a Rajoy les interesa porque sus valores son los de la cuneta y los hijos de la buena estirpe. Particularmente, no votaría jamás un presupuesto que recorte en libertades, servicios e igualdad. Ninguna bandera vale más que la cama de un hospital.
Deberíamos, si tuviéramos un liderazgo social más allá de las reformas, optar por un país de países, una comunidad de comunidades con intereses compartidos, una conjunción de idiosincrasias que conformen la pluralidad amparada por un marco de libertad e intercambio enriquecedores.
Puede que todo intento de acuerdo sea ingenuo, pero no hay un solo camino para encontrarnos, sino muchos y variados. La igualdad, como siempre, debe ser el vehículo constante y permanente. No existe otro sendero más sincero y efectivo además de humano.