Hablo por mí y, creo, por el sentimiento de la inmensa mayoría de la militancia socialista. No voy a esconderme ni a matizarme en campos semánticos que tiendan, en un futuro, a tirarme la hemeroteca por la cabeza.
Por encima de la política hay intereses oscuros que se sumergen en la confusión para intentar salir airosos de cada proceso económico. Las crisis son un caldo de cultivo para abrir la brecha entre ricos y pobres. Es lo que ha venido pasando estos años en los que nos encontramos con los bancos rescatados y la gente abandonada en las cunetas, los ricos cada vez máss ricos mientras el resto tenemos cada vez menos.
En ese ambiente oscuro, el orden establecido aspira a pequeños maquillajes, pero a ninguna transformación real de las relaciones económicas. Han comprado voluntades y la corrupción salpicó a todos desde las cloacas de su inmundicia. Hoy la gente quiere cambios verdaderos y sólo a partir de la sinceridad en el mensaje y la conducta, puedes aspirar a que te crean.
Desde hace meses se viene hablando incesantemente de un posible matrimonio de conveniencia para los poderosos entre el PP y el PSOE. Ese rumor interesado le hace bien a algunos y destroza, ante la mínima duda del receptor, las opciones socialistas. Por tanto, es una mirada interesada de una posibilidad que no contemplamos ningún militante del PSOE.
Guillermo Fernández Vara, que hace del diálogo político una regla intachable, declaró que no hará ningún tipo de pactos contra natura y que aspira a liderar una fuerza de izquierdas que asuma el cambio imprescindible que piden a gritos los extremeños.
Yo, como militante de base primero y Secretario provincial después, secundo las palabras de Guillermo y voy más allá: cualquier componenda con el partido de la Gürtel, que también operó en nuestra región, sería un salto al abismo del que no volveríamos jamás. El PSOE desaparecería por traición a su electorado.
Así pues, volvemos a incidir en lo mismo. Supongo que dependerá de quién lo diga y cómo lo diga porque, particularmente, no tengo problemas en afirmar que la gente que me conoce me sabe incapaz de apoyar una gran coalición con la derecha. Nuestros aliados de fuera son los que, simplemente, defienden nuestras políticas sociales. Nadie que postule la igualdad será nuestro adversario.
Por tanto, es necesario repetir una vez más que nosotros estamos en contra de cualquier tipo de coalición con la derecha española, pero también estamos en contra de pactos puntuales que recorten derechos y libertades, porque el PP ha demostrado estar del otro lado de los intereses ciudadanos. Ni coaliciones ni pactos, que no son lo mismo, pero nos salpican con idéntica precisión.
No hay comentarios :
Publicar un comentario