viernes, 5 de agosto de 2016

Economía verde y educación laica


Extremadura verde
En el debate del estado de la región se ha visto de todo. Ganas de trabajar, resentimiento, dobles discursos, voluntad de diálogo y propuestas de calado para el futuro de Extremadura. Lo cierto y verdad es que no podemos cruzarnos de brazos ante el futuro y esperar que cambie la coyuntura económica o se suavicen las consecuencias de la crisis. Estamos obligados a imaginar un futuro abriendo puertas diferentes para conseguir resultados diferentes.

Extremadura necesita un cambio de modelo productivo y el gobierno de Guillermo Fernández Vara, de forma valiente, apuesta por la economía verde, apuesta por hacer de nuestras potencialidades naturales un nicho de riqueza que permita expandir actividades económicas en torno a nuestra indudable riqueza y en esa dirección apuntaremos nuestros esfuerzos.

Siempre hemos dicho que tenemos de todo en Extremadura y teníamos razón. Ahora intentaremos producir riqueza, repatriar talento, generar nuevas vías laborales y convertir, como dijo Guillermo, lo que eran debilidades, en fortalezas.

Es un plan estratégico de largo alcance que ya cuenta con mayoría parlamentaria y ahora debe sumar sectores de la sociedad del conocimiento para comenzar a construir los cimientos de una economía circular que repercuta, más pronto que tarde, en resultados positivos para la región.

En materia educativa estos días hemos visto cómo, una vez más, los obispos  se sublevan contra el gobierno socialista (no lo hicieron contra la reforma laboral o la guerra de Irak) porque los socialistas creemos que las legítimas creencias religiosas de cada uno están dentro del ámbito privado y fuera de las aulas y porque apostamos por una educación pública donde debe tener más peso filosofía, idiomas extranjeros, lengua y matemática, todo ello dentro del marco legal permitido. En fin, hay algunas críticas que son la prueba evidente de que estamos haciendo lo correcto.

Creemos en una Extremadura verde y laica, entre otras cosas, porque son rasgos indudables que pensamos y vivimos como miembros del Siglo XXI, como protagonistas de los cambios, como sujetos activos en el rol que tenemos gracias a la voluntad de la gente.

No vamos a escabullir la responsabilidad de transformar la sociedad con una concepción incluyente, sin trincheras, haciendo de nuestra voz la voz de toda Extremadura. Estamos ante un reto que puede cambiar para siempre esta región y convertir sus virtudes en referencia mundial. ¿Quién dijo que no somos capaces? Extremadura puede con todo.

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