Es imprescindible favorecer el arraigo laboral a nuestra juventud formada y preparada para que vuelquen su conocimiento en Extremadura.
Que la juventud es esencial para la construcción de una sociedad más justa, moderna y plena, es una obviedad. Que Monago festeje los datos del paro, con un 53% de desempleo juvenil y un exilio incesante por falta de oportunidades, una vergüenza, un drama y un problema que sin dilación tenemos que resolver.
La juventud extremeña, producto de una política de inclusión e igualdad de oportunidades de décadas, es en la actualidad la mejor preparada de nuestra historia y sin embargo no somos capaces de darles cabida en un sistema que necesita reformas valientes para apostar por el conocimiento, la innovación y lo público con algo más que palabras.
Tenemos un par de generaciones varadas en el desconsuelo y es imprescindible no permitir que la provincia de Cáceres y la región sigan perdiendo el talento por propia ineptitud. Ya lo hemos dicho alguna vez y creo necesario repetirlo: flexibilizar el ingreso al sistema público de empleo de los mejores expedientes académicos formados en universidades públicas, se antoja el camino más rápido para dar respuesta a los que, con su esmero, dedicación y capacidad, han podido luchar por la excelencia a pesar de no tener en el horizonte demasiadas razones objetivas para hacerlo.
Debemos conseguir que los mejores ofrezcan su servicios a los nichos de investigación que creemos, porque el futuro es de aquellos capaces de estar en la vanguardia del conocimiento, de la investigación y al servicio de las soluciones reales que necesita un entorno, una enfermedad o un sistema operativo. Vender un producto a muchos es hoy la religión del éxito productivo y la posibilidad más práctica de generar riqueza, empleo y desarrollo. En un chip puede estar la Ítaca de Extremadura.
Además, debemos plantearnos seriamente dar un paso adelante en materia educativa con actividades complementarias de calidad, que permitan, dentro de un modelo de desarrollo rural sostenible, capacitar y educar –de manera exhaustiva- desde la oferta de asignaturas en horarios extraescolares. Tenemos juventud formada en nuestros pueblos y ciudades, por tanto, si somos capaces de crear una red de academias municipales, podemos poner al servicio de la sociedad más conocimiento en idiomas, tecnología y refuerzo allí donde ya hemos llevado escuelas, centros de salud e infraestructura.
Las casas de cultura de nuestros pueblos y barrios han de ser un lugar que, efectivamente, respire cultura, con personal capaz de mirar el futuro de frente y con solvencia, un espacio en el que perfeccionar y enseñar idiomas con licenciados preparados en la materia, pero también técnicas aplicables a la producción local. En fin, dar formas a nuestros sueños para que desde la esperanza podamos vencer, como dijo un amigo, de una vez al miedo.
El futuro está allí y depende de nosotros, de ti, de tu voto, de nuestra capacidad y decisión de hacer que Extremadura dé un paso al frente en la vanguardia de la innovación, la transparencia y la inteligencia. No importa quién haya “mandado” estos cuatro años en la Junta. Importa que nosotros estamos aquí para cambiar un estado de letargo y desolación social, por otro de valentía y orgullo. Claro que lo haremos.
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