Rajoy y Monago llegaron al gobierno con un mismo objetivo y las mismas herramientas: destruir el Estado del Bienestar y construir un relato de ficción que tapara sus miserias y nuestros sufrimientos. Mientras se cargaban la sanidad pública, la educación, la dependencia y las pensiones, en Canal Extremadura y otros altavoces a sueldo
El exilio juvenil, los 6 millones del copago que no devuelven, el mínimo porcentaje de ejecución del presupuesto provincial, la tardanza en pagar a proveedores mientras los proveedores facturan lo que no cobran y se hunden, y una larga lista de hechos objetivos, juegan en contra del cuento de hadas y padrinos que Monago quiere que nos creamos.
El PP aspira a que el uno no sepa lo que le pasa al otro y, en vez de gestionar incluyendo, gestionan desde la ineficacia, el interés particular y la discriminación. El PP es una máquina de construir poder para pocos, el PSOE una pasión de construir inclusión para todos. Es una de las tantas y sustanciales diferencias.
Si los gobiernos de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara se hubiesen detenido a contar cada lunes su gestión, en cada titular su trabajo, en cada inauguración su obra, lisa y llanamente, no habrían tenido tiempo para gobernar. A estas alturas y más que nunca, nos debemos exigir hacer en vez de hablar, trabajar en vez de exclamar, aportar en vez de esperar. Es tiempo de acción y en esa acción, la conducta para ser de nuevo Extremadura.
Una Extremadura que crezca al mismo ritmo porque vamos juntos, una Extremadura en la que nadie se quede sin futuro porque no pueda pagar los libros de texto o el transporte de sus hijas e hijos. Una Extremadura donde el frío no sea un martirio de sucumbir ante la pobreza energética.
Se trata de plantar bandera en cada esquina, de tener un soldado en cada trinchera de la igualdad para que nunca más pasen con sus ignominias. Es tiempo de plantarse, de no tener miedo, de sentir el orgullo de un Partido que hace treinta años comenzó una transformación profunda que llevó a los hijos del analfabetismo a la universidad pública. ¡En una generación!
Quizás no nos detuvimos a contar todo lo que habíamos hecho junto a las extremeñas y extremeños. Y no lo hicimos porque no había tiempo para tomar el sol y salir en la tele o en la radio cada lunes.
Nos eligieron para gobernar en silencio y hacer ruido sumando camas y médicos en los hospitales, llenando Extremadura de maestros, atendiendo dignamente a nuestros mayores y apostando por el retorno del talento que exilió la infamia de un gobierno, el de Monago, que sigue buscando el titular falso, la vergüenza falaz y la más burda mentira. Monago ya no engaña a nadie. Monago es un mentiroso y vamos a ganar las elecciones. Extremadura está volviendo.
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