Los últimos cuatro años hemos estado dirigidos por una empresa de marketing, como bien describió Guillermo Fernández Vara, cuyo fin era construir un relato paralelo a las decisiones que Monago y sus consejeros -3 cesados en 4 años- tomaban, para según ellos, poner en práctica el plan de gobierno de los mejores, los de lo primero el empleo, aunque termina siendo el gobierno con más paro en toda la historia, el gobierno de los recortes, las mentiras, la Gürtel, helicópteros, manipulación mediática y demás vilezas de un hombre que llegó a la Junta para mandar y no para gobernar.
En estos cuatro años vimos a millonarios subidos a un tractor plantando tomateras, vimos corriendo a Monago que escapaba de su otro yo, a Monago y el rap, a Monago y Woody Allen, a Monago y los aviones canarios, a Monago mintiendo, a Monago llorando, a Monago y más Monago, pero nada a Extremadura.
Y nos hemos cansado porque Extremadura quedó relegada a un plano de parte cuando el todo era Monago, a una excusa para construir y narrar una serie de historias compuestas para patinar sobre la verdadera penuria de la gente, un compendio de neones y serpentinas dirigidas a distraernos y que nos olvidáramos de las urgencias cerradas, del copago farmacéutico, del canón del agua, de las becas expoliadas, del transporte escolar, de que hay más de mil maestros menos, de la escasez de personal sanitario, del paro, del exilio juvenil, del cierre de pymes, de la asfixia de los autónomos...
Intentaron presentar una Extremadura belicista con nuestros vecinos del sur. Intentaron sacarnos de nuestra naturaleza y por primera vez en nuestra historia, en Extremadura, se habló de corrupción y falta de ética, de mentiras, de ridículos y de trabajo sólo para parientes mientras el paro creció como nunca y nuestra gente no puede pagar la luz y calentarse en invierno.
Esa Extremadura de la pantomima y alfombra roja se acabará el 24 de mayo. Ese día Extremadura entera irá a las urnas y decidirá dar un paso hacia un futuro posible, de trabajo, con honestidad y cohesionado en torno a la gente, a sus necesidades, a sus virtudes y a sus valores que, ni más ni menos, hicieron de nuestra tierra un lugar en el que crecer con esperanza.
Extremadura debe ser la gran protagonista del cambio. Las personas se devolverán, una a una, la propiedad de una región maravillosa, de la que nos sentimos orgullosos porque ha sido regada con el sudor de generaciones explotadas para que, en democracia, diéramos la dignidad que la historia nos quiso pisotear. Vamos a mirar al frente, una a una, uno a uno y vamos a impregnar nuestras vidas de optimismo porque Extremadura volverá a ser de la gente. Porque tú eres Extremadura.
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