Cada mañana veo encuestas, interpretaciones, mensajes interesados, opinadores pagados que marcan línea, argumentarios sesgados y ganas de torcer lo que, en definitiva, será la verdad absoluta de la soberanía popular.
El 26-J, España y Extremadura, y por último el PSOE, nos jugamos ser el vehículo transformador, el protagonista de los cambios y el responsable de que este país y esta región consigan rehacerse de un gobierno manchado por la corrupción y estratégicamente inmovilista.
Y para ello no hay que gastar dinero. Hay que salir a la calle, golpear las puertas, entrar en los hogares de pensionistas, charlar con las mujeres, sentarse en los claustros universitarios y hablar a la cara de la gente, mirarle a los ojos para que sientan que somos parte de lo mismo, que no es un sueldo, ni un sillón ni un lugar de salida en las listas.
La gente está cansada de los platós y el maquillaje con el que se revisten las verdaderas conductas sectarias de algunos. Ser, por el contrario, alternativa a lo vigente, requiere de generosidades y de talento, de principios y de convicciones, de verdades y de respuestas descarnadas allí donde debamos darlas.
El PP aspira, como siempre, a desmovilizar no ya al electorado socialista sino a desmovilizar la democracia entera. Una baja participación hará que la derecha gobierne este país y que la gente siga sufriendo las consecuencias. Por el contrario, si movilizamos al votante de izquierdas, un cambio de gobierno es posible.
Pero el cambio, como la igualdad y la honradez, es una conducta y no una simple palabra vacía. Si vas a por el cambio, debes ceder en el acuerdo y no ser mezquino en el diálogo. Y todo ello debe ser la respuesta a una simple pregunta: ¿primero la gente o los intereses sectarios de una persona o estrategia?
De la respuesta al anterior cuestionamiento, de lo que la gente entienda que buscan los partidos y sus candidatas y candidatos, saldrá el resultado electoral, de eso y de la comunicación terrenal. Hay un camino realista por andar y en ese camino hemos de encontrarnos las izquierdas de este país, porque la ciudadanía lo ha encomendado así y el PSOE es la referencia y el hacedor de las políticas de igualdad, solidaridad e inclusión real de nuestro país.
Por tanto, es hora de volver a salir a la calle de las ciudades y debatir con talante y solidez el proyecto de país que tenemos y defendemos sin complejos los y las socialistas.
En Extremadura lo estamos haciendo con gestión y sin platós, con independencia de medios y sin despilfarrar el dinero de la gente en propagandas personalistas. Toca trasladar a la calle nuestra forma de ver el futuro y, escuchando lo que nos digan, ser capaces de tender el puente que nos haga mejorar a partir del 26-J.
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