Todas las polémicas son buenas si conducen a una reflexión general sobre los problemas.
Los discursos claros y directos, sin medias tintas, analizando la realidad desde el conocimiento de la historia, son propios de personas valientes y comprometidas. Aunque no siempre el compromiso sea entendido, ni el análisis de los problemas compartido.
En Extremadura tenemos la gran suerte de poder contar con una persona que, en sus discursos, no busca el aplauso fácil, ni la sonrisa complaciente. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, cuando habla, quiere que la gente piense, que vaya un poco más allá. Disecciona la realidad para saber de qué está compuesta y entender cómo nos puede afectar.
Sus palabras no siempre son entendidas desde el análisis de esta realidad, desde el conocimiento de la experiencia que avalan tantos años de lucha por Extremadura y por una valor que siempre subyace en todas y cada una de sus acciones: La Igualdad con mayúsculas.
En estos últimos meses le he venido escuchando en su discurso su temor por el peligro que supone atacar el sistema desde dentro del sistema. Un ataque al que no estamos acostumbrados los españoles y que nada tiene que ver con el que sufrimos el 23 F, que venía de fuera y sabíamos como combatirlo. He escuchado a nuestro compañero Ibarra elogiar la Constitución porque es tan grande que establece sus propias herramientas para ser modificada en profundidad, sin tener que buscar esas armas fuera.
Reflexiones sobre los problemas que vive nuestra sociedad en un discurso carente de palabras huecas y frases hechas y que aboga por la inteligencia de quien las escucha.
A nadie debe extrañar el rechazo de los posicionamientos nacionalistas por parte de Juan Carlos, puesto que está en la esencia del socialismo y sus valores, que van más allá de fronteras y de la defensa a ultranza de territorios propios. Los socialistas abogamos por la justicia social e igualdad de los ciudadanos sin importar países y fronteras, por eso no entendemos la reacción del nacionalismo catalán frente a las reflexiones del Presidente Ibarra.
No estaría de más que la preocupación primera y fundamental de los políticos catalanes estuviera encaminada a solucionar los problemas reales que tiene la ciudadanía, como son el desempleo creciente, la pérdida de calidad por los recortes en la sanidad y educación públicas o el terrible drama de los desahucios.
No hay comentarios :
Publicar un comentario