De las mentiras de Monago ya no nos sorprende nada. Extremadura tiene un gobierno sólo preocupado en distraernos con campañas mediáticas, orquestadas desde la falsedad y el cinismo, que incluyen inversión en el "ego" de su presidente, en lugar de resolver los problemas de la ciudadanía.
La política debe ser la herramienta imprescindible para hacer de la sociedad un espacio de convivencia, derechos y oportunidades, capaz de promover el progreso que toda región necesita para vivir con esperanza el tiempo que se avecina.
No sucede esto en Extremadura. Monago presume de déficit a costa de las penurias de la gente y practica un doble discurso degradante para la condición humana, pero la realidad se impone a la ficción, a pesar del dinero público que gastan en pintar un mundo inexistente.
La carga fiscal es insostenible y decían que llegaban para bajar los impuestos. El desempleo aumenta incesantemente y ganaron diciendo que el empleo era lo primero, prometieron reducir a 200 los coches oficiales y los incrementaron a 2000. Afirmaron que pagarían 1400 euros a cada bebé nacido en pueblos inferiores a 3000 habitantes y aún nadie ha cobrado la ayuda.
Entre pompas y fanfarrias aprobaron una Renta Básica que a día de hoy sólo han cobrado 200 personas. El canon del agua asfixia a hogares que pagan la mitad de su consumo en impuestos. Reducen a la mitad el presupuesto en guarderías y malgastan en los premios Ceres.
No invierten en la marca Extremadura pero sí potencian la marca Monago con dinero público. Están a favor de la Ley Gallardón porque para ellos la mujer es un objeto electoral y no un ser humano con pleno derecho a decidir.
Su campeonato para ser los mejores en la cifra del déficit es a costa de la gente, de los insumos en los hospitales, de los docentes y médicos que no contratan, del transporte escolar que recortan, del copago de los pensionistas, de las tasas universitarias y de la precariedad del obrero.
Nuestro deber, como partido con vocación de gobierno y mayoría social, es mantener la calma, pero no por ello descansará nuestra indignación y combate contra sus medidas, su falta de sensibilidad social y, por encima de todo, del cinismo con que inmoralmente ningunean a la sociedad.
Quien miente sistemáticamente a costa del sufrimiento humano es inmoral.
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