Hubo un tiempo en el que los médicos eran todo y no contaban con nada, tiempo donde el llanto siempre era para las familias pobres que además de pagar la iguala eran mal atendidos. Llegó otro tiempo en el que se construyeron centros de salud y en el que los hijos de los que lloraban se convertían en médicos para atender a sus IGUALES en sus pueblos, con Urgencias abiertas y servicios de primer nivel en cada rincón de Extremadura. No voy a pedir perdón por ser socialista y haberlo conseguido entre todos.
Hubo un tiempo en el que la Universidad no era para los buenos, sino para los que más tenían. No importaba el mérito ni la inteligencia, solo importaba el dinero, a la Universidad iban los mismos, iban los hijos de los hijos de la Extremadura pudiente y llegó otro tiempo en el que a la Universidad fueron los que podían y los “que no podían”, un tiempo en el que ya no importaba la billetera y en el que el hijo del obrero, del campesino podía aspirar a ser abogado, ingeniero o médico y curar las heridas de la desigualdad. No voy a pedir perdón por ser socialista y haberlo conseguido entre todos.
Hubo un tiempo en el que nacer mujer era una cruz, un tiempo en el que sólo debían ser buenas esposas, madres y amas de casa, un tiempo en el que tenían que aguantar, no quejarse, no pensar, servir y seguir calladas y llegó otro tiempo en el que la Igualdad las hace compañeras de sus hombres en un mismo nivel de decisión, un tiempo en el que la paridad se hizo Ley. No voy a pedir perdón por ser socialista y haberlo conseguido entre todos.
Hubo un tiempo en el que ser homosexual era ser “maricón y degenerado" y llegó otro tiempo en el que ser lo que quieras ser se hizo orgullo y llegó también la Ley de matrimonio igualitario en el que la unión se basa en el amor. No voy a pedir perdón por ser socialista y haberlo conseguido entre todos.
Y llega otro tiempo en el que nos tocará volver a encaminarnos hacia nuevas utopías, sueños que un día conseguimos hacer realidad sin dejar a nadie fuera de su propia vida. Nos toca un tiempo en que debemos volcar todo nuestro espíritu de convivencia para favorecer un consenso progresista, no para construir poder, sino para que nuestros jóvenes sirvan a su tierra con el compromiso y el conocimiento adquiridos.
Llega otro tiempo en el que deberemos entre todos volver a reconstruir lo que han destruido, coser lo que han descosido y acabar con las desigualdades provocadas por los que ahora nos gobiernan y cuando lo logremos, porque lo haremos que nadie dude de ello, no pediré perdón por ser socialista y haberlo conseguido nuevamente entre todos y todas.
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