Hay veces que debatir con representantes de otras fuerzas políticas es un ejercicio de paciencia, porque aunque todos buscamos soluciones para la gente, algunos, recién llegados, quieren imponer verdades absolutas basadas en discursos teóricos, mientras descalifican resultados conseguidos.
No es una cuestión de buenismo aspirar a que los puentes tendidos hacia otras formaciones políticas den sus frutos, es un simple ejercicio democrático para construir consensos de cara a la felicidad de las personas. La política, una herramienta que vive de la acción o de lo contrario desfallece, es una disciplina que por encima de cualquier intención, subrayo, busca la felicidad de la sociedad.
Sin embargo, hay quienes no se escapan de las consignas y favorecen un diálogo falaz y aspirante a hacer de la robótica discursiva el único modo de relación. Mientras los compañeros y compañeras de la provincia, van pueblo a pueblo peleando por nuestro modelo rural como eficaz método de cohesión territorial y garante de igualdad, los que nunca han visitado un pueblo ni conocen cómo funcionan los servicios en cada uno de los municipios, creen que enmendando totalidades del Presupuesto favorecerán a que la gente crea en la gran coalición.
Pareciera que la nueva política, la que se quiere situar al PSOE en esa presunta gran coalición, utiliza a la gente como trinchera política, para favorecer estrategias que acompañen los intereses de la megalomanía del hombre que se pone a sí mismo en los carteles para saludar a las mujeres en su día internacional.
Deciden, los adalides de las consignas y de las pancartas ventana abajo, que las extremeñas y los extremeños no sólo no merecen un Presupuesto regional, sino que tampoco merecen el trabajo para el que los han elegido. Es lamentable, pasar sin pena ni gloria y sin proponer mejoras a los Presupuestos que dedicarán 6 de cada 10 euros a la inversión social.
Encantar serpientes repitiendo eslóganes, no hará que la oficina de igualdad de una mancomunidad al servicio de la gente, mejore sus servicios. Repetir consignas sobre la imaginaria gran coalición, no hará que seamos capaces de incorporar más docentes al sistema educativo y por supuesto que levantar el puño, pero votar en contra de exigir al gobierno de Rajoy que nos ayude en la lucha contra el camalote, tampoco beneficiará a un solo extremeño.
Mirad, no soy de sacar pecho por el cumplimiento de las obligaciones que nos encomendó la ciudadanía, porque es nuestra obligación, pero creo que ejercemos de la manera más humana posible nuestro sentido de la solidaridad y el trabajo, estudiando cada posibilidad de mejora para todas y todos. No nos importa si es de un Grupo o de otro, lo que nos importa es Extremadura y Extremadura tiene un gobierno y un Partido de izquierdas que trabajan juntos por la gente y otra fuerza de izquierdas que habla y lanza consignas, pero a la hora de plasmar la ideología en números, se cruzan de brazos.
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