Los socialistas hemos venido dando soluciones para Extremadura y sus provincias durante tres décadas. Quien recuerde cómo éramos y cómo fuimos hasta hace un par de años, no puede sino cautivarse en la transformación que experimentamos gracias a políticas de progreso, inclusión y modernización. De un ordenador por alumno hemos pasado, con Monago, a la ausencia de transportes escolares.
Para los libretistas de la derecha liberal todo es cuestión de cuentas. Para los socialistas no, la ideología política diferencia la gestión, con 600 mil euros se puede mejorar la Educación o comprar alfombras rojas y luminaria para los premios Ceres. Son dos opciones: una social y otra excluyente. Nosotros y ellos, PSOE y PP, un abismo nos separa.
Desde 2011 a 2014 los gobiernos autoritarios y frívolos de Rajoy y de Monago, han hecho caer las inversiones en Extremadura 530 millones de euros. Eso sí, con la hipocresía que le caracteriza, Monago se inventa titulares, previo pago de los espacios, en los que intenta desmarcarse de Rajoy, pero en realidad calla y otorga a costa de los extremeños.
Como si no fuese suficiente, con el PP gobernando hemos perdido 1.085 millones de euros entre la caída de la inversiones y de las transferencias corrientes del Estado. Aquí tenemos la deuda contemporánea que habría que sumar a la histórica.
La caída de las inversiones y la ausencia de políticas sociales, componen el cóctel explosivo que desemboca en que tengamos en la actualidad el mayor número de parados de la historia, en la región, con especial impericia en la provincia de Cáceres, donde las políticas de desarrollo brillan por su ausencia.
Todo este expolio económico y las incapacidades del PP redundan en un presente desolador, con la reforma local amenazando y señalando un horizonte gris al que no podemos resignarnos, es tiempo para empezar a cambiar un gobierno reaccionario por otro de marcado carácter social.
Vivimos tiempos de confrontación ideológica porque el PP quiere que volvamos a ser un coto de caza con la población hacinada en periferias urbanas. Deambular por las ciudades como mano de obra barata y desesperada, es el caldo de cultivo para los grandes negocios que la derecha espera hacer con la sanidad, la educación y los servicios.
Debemos reivindicar lo que nos deben y no permitir que un producto comercial como Monago se pavonee por España para vender una realidad que no existe, mientras la renta básica no se cobra, mientras los proveedores languidecen, mientras explotan a nuestros mayores y mientras expulsan a nuestros jóvenes.
Reivindicar, pelear, unir, edificar son algunos de los verbos que vamos a seguir conjugando para recuperar a Extremadura del expolio y el olvido.
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