La provincia de Cáceres necesita estar integrada en un tejido de desarrollo que solucione el drama del desempleo.
Los socialistas no hacemos cálculos cuando hablamos de crecimiento sostenido o de más municipalismo y potenciación del modelo rural que aúne ciudades con campo. Porque la provincia de Cáceres no es el falso enfrentamiento entre centros urbanos y pueblos. La provincia es su gente, sus problemas y la necesidad de imaginar un futuro de progreso ya que el paso previo a cualquier proyecto concreto es, ni más ni menos, que la imaginación.
No es tiempo de pedirle nada a la gente sino de dar respuestas y soluciones, al desempleo, a la desatención social, a la carencia de insumos en los hospitales, a la ausencia de infraestructuras y a tantas necesidades sociales que esta provincia padece, soluciones que corrijan la vergüenza de un gobierno que no invierte y hace que deliberadamente seamos una de las provincias con mayor número de personas en paro. Es el PP, es Laureano León, es Monago, es Rajoy, ellos son los responsables.
Desde que fui elegido Secretario General del PSOE de la provincia de Cáceres, tuve como objetivo escuchar, asistir y afrontar cada uno de los problemas y requerimientos de los socialistas. Pueblo pequeño o ciudad grande, nunca me importó el número, al contrario, he estado y estoy convencido que en cada voz, en cada experiencia individual narrada, descansa el diagnóstico de la Cáceres real. Por eso vamos y oímos allí donde nadie va ni oye. Es nuestra obligación y nuestra enseñanza diaria. Aprendemos de y con la gente, porque somos parte de ella.
La semana pasada, acompañado por mi compañera Charo Cordero, Alcaldesa de Romangordo y Diputada Provincial –ejemplo de gestión municipal democrática y progresista-, estuve en Garvín de la Jara, Peraleda de San Román y Villar del Pedroso. Allí escuchamos la voz sincera de las personas, Aurora, Ricardo, Rufo, Felisa, Luis, Jesús, Noelia... las verdaderas voces de la realidad y sus dramas en el día a día. Escuchar a la gente frontal y honradamente, no es ni más ni menos que sentir los latidos reales de la tierra que pisamos y que queremos mejorar, metro a metro y drama a drama.
Y no fuimos a la Comarca de la Jara porque fuese una cuestión de estrategia fríamente calculada por analistas de la geopolítica; fuimos porque sin importarnos la cantidad, queremos hacer de nuestro proyecto para la provincia una cadena de voluntades, cuyos eslabones son la suma, uno a uno, de las fuerzas individuales allí donde vivan, lejos, cerca, en la llanura o en la sierra.
Fue un día entero en el que tuvimos el placer de ser recibidos con generosidad y amplitud de miras en estos momentos tan difíciles, no calculamos si gobernamos o si no, si hay militantes o si no los hay, no vamos a buscar el voto ni a que nos escuche nadie, vamos a sentarnos junto a los que no deben ser olvidados por un partido que está volviendo a encender la llama del cambio, un cambio que no valdrá de nada si no es producto de la voz de los olvidados, que para nosotros son la esencia misma del futuro socialista en la provincia de Cáceres.
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