“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.”
Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.
Un país serio y moderno está obligado a consensuar la política educativa más que ninguna otra materia. Lamentablemente, la histórica y dañina influencia del integrismo católico, ha hecho que su ala política, el PP, atente en cada una de sus legislaturas, contra nuestra idea de sistema amplio, moderno, libre, laico y gratuito.
No obstante, y aunque parezca hoy una utopía, no podemos perder la esperanza, que en política significa voluntad de bien, para construir un sistema de largo alcance que dé un salto definitivo hacia la preparación de nuestras próximas generaciones, que unos quieren excluir –el PP- para dar paso a sus élites y otros incluir –el PSOE- para abrir el abanico de capacidades tendentes a romper cualquier tipo de límites laborales, fronterizos y económicos. No somos iguales.
Porque la educación pública y de calidad es la cantera de un país, y por tanto de su futuro, nuestra obligación es construir un edificio duradero, sin ataduras ni adoctrinamientos, sin rasgos del pasado más triste y con una fuerte vocación de progreso.
Nuestros hijos e hijas, si queremos tener un país serio y creemos en las próximas décadas, han de recibir una educación sin doctrina religiosa, ni de ningún tipo, imperiosamente deben recibir y fomentar la cultura del respeto, la tolerancia y la inclusión para que podamos construir una sociedad acorde con estos valores.
Tenemos que terminar con la religión como materia, no ya sólo puntuable. Quien quiera religión deberá pagársela el mismo. No puede el Estado, seguir asumiendo sus veleidades integristas y pagarlas entre todos.
Tenemos que potenciar la participación real de padres y madres a través de la capacidad decisoria de los Consejos Escolares. Los conciertos privados no pueden ser prioridad frente a los centros públicos.
Debemos incidir en la importancia de la Educación Infantil y copiar modelos del norte de Europa donde esta etapa educativa es esencial para el posterior crecimiento: creatividad, comunicación, igualdad e idiomas deben ser asimilados en estas “escuelas de juegos”.
No podemos dejar de lado la necesidad de preparar a nuestras generaciones para que puedancompetir de igual a igual en cualquier lugar del mundo. No solo hay que triplicar en cantidad y calidad las horas lectivas en idiomas e innovación, sino que debemos garantizar las herramientas para que los formadores sean capaces de estar a la altura de los momentos que vivimos. Reciclarnos e intercambiarnos con los demás países de Europa, se antoja unaobligación de estos tiempos.
En materia educativa debemos garantizar por Ley, de aquí a los próximos 50 años, el mayor porcentaje de las partidas presupuestarias. Un país que no se educa ni apuesta por su cantera, por su juventud, reniega de sí mismo y nosotros no lo haremos.
Contra todo lo anterior atenta la Ley Wert, una ley que intenta imponer a toda la sociedad una visión particular, elitista, mercantilista y sectaria, estamos ante un proyecto de ley que no sólo afecta a los docentes, sino a toda la sociedad, por ello hemos apoyado la huelga educativa del pasado día nueve. Queremos un país sin marginación en los derechos y con igualdad de oportunidades, ser iguales es tener las mismas oportunidades y ser distintos depende de nuestra voluntad.
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