El PSOE de la Provincia de Cáceres iniciará en breve una campaña para explicar las consecuencias de la nefasta Ley Gallardón apoyada por el voto favorable de Monago y su gente, que se valieron de su mezquindad democrática –expulsar injustamente al Diputado Osuna- para ganar una votación que nos llena de vergüenza a la inmensa mayoría de la ciudadanía extremeña.
El PP, sabiendo que perderá las elecciones europeas, ha decidido aplazar un tema, que lo retrata como mano ejecutora de la curia más reaccionaria, hasta después de los comicios. Su voluntad es callar el asunto ahora, para volver a la carga después de mayo y evidenciar de nuevo su desprecio por las libertades y los derechos individuales, en este caso, el derecho a decidir de las mujeres.
Nosotros iremos al núcleo del tema y daremos batalla para que todas las ciudadanas de este país no vuelvan, de un plumazo, al medievo, a los tiempos de la inquisición y, sobre todo, para evitar que pongan en peligro sus vidas con intervenciones al margen de una ley digna del más ferviente seguidor de la doctrina franquista.
Porque defender la vida es defender la conciencia de las que han de decidir y no perseguirlas hasta volver a poner en nuestro léxico la palabra clandestinidad. Es lamentable que para satisfacer a su electorado más radical, Rajoy, Gallardón y Monago impongan que el legítimo derecho a decidir de las mujeres deba desaparecer y que por tanto obliguen a asumir, con la amenaza penal, la doctrina de un partido ultraderechista destrozado por tramas inmorales y falsedades permanentes.
El PP vive de la ficción que se imaginan y fabrican sus asesores de imagen y del dinero que destinan para ocupar portadas y fabricar esa ficción alejada de la realidad de la gente. A los socialistas, movidos por una fuerza transformadora hacia el progreso, nos subleva el simple hecho de pensar en un país con leyes que segregan y criminalizan un derecho que -pensábamos- era intocable.
Vamos a seguir liderando la resistencia a este gobierno, en cuanto perseguidor de derechos fundamentales y continuaremos concienciando a la ciudadanía de la necesidad imperiosa de dar un cambio definitivo a políticas que son propias de un régimen integrista y antidemocrático e impropias de una sociedad moderna, europea y humanista.
Defenderemos y lucharemos, hasta las últimas consecuencias, por la libertad, por los derechos individuales y por el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Vamos a ir hasta el final, hasta, como decía Rafael Alberti, enterrarlos en el mar.
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